En un mundo en el que el término start up predomina en cualquier conversación emprendedora, es inevitable que la tendencia de las empresas ya establecidas busquen canalizar por éstas sus posibles vías de crecimiento futuras, nutriéndose de la creatividad y ganas que aportan, y sumándoles la experiencia y estabilidad conseguidas con los años.
ASICS es una de esas gigantes, cuya evolución no ha sido invisible a los ojos de los amantes del streetwear y las sneakers, pasando de ser una firma puramente deportiva y con un mercado muy concreto, a estar presente en todo el mundo. Y unir fuerzas con los creadores más respetados y de mayor impacto del panorama internacional, véase Ronnie Fieg, colette o Slam Jam.
Con esa ambición de no quedar anclada en el pasado, la firma nipona funda las bases de su futuro inmediato: ASICS INNOVATION HUB. Enmarcado en su estrategia de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde será la marca patrocinadora, establece en Barcelona el cuartel general de su división europea y de su nuevo centro de innovación. Esta nueva rama de la compañía pretende paliar la desaceleración que ha sufrido en los últimos años a través de cuatro principales áreas: adquisiciones, innovación, nuevos modelos de negocio y start ups. Precisamente este último punto es el que van a impulsar con mayor ahínco, reforzando empresas jóvenes que ya han salido de la incubadora y se disponen a ultimar el desarrollo de su producto, siempre enfocado al ámbito de la tecnología aplicada al deporte o los wearables.
Toda esta estrategia nació en 2016, con la creación de su fondo de inversión, con el que entró a formar parte del capital de Ai Silk, una empresa dedicada a los tejidos conductores confortables al tacto con la piel.
ASICS es la tradición hecha compañía, pero como se suele decir: ésta, sin innovación, no tiene futuro. Y la compañía japonesa tiene claro que no dejará pasar la oportunidad de ponerse a la cabeza de la vanguardia del sector.