Cuando lo tienes tan claro y eres firme en tus acciones y decisiones, generalmente, las cosas acaban saliendo como deben.
Palomo Spain presentó este septiembre pasado, en el Hotel Wellington de Madrid, una colección en la que quedó patente que la determinación por hacer algo auténtico es el único camino para llegar a diosas como Beyoncé.
Para la ocasión, se cambió el nombre original de dicho hotel por el del ya exitoso diseñador cordobés. El despliegue de originalidad, androginia y una controversia tan natural como necesaria en las pasarelas fue abrumador. Albornoces haciendo las veces de vestido, sábanas envolviendo a los modelos con maestría, botones que parecían sacados de una película de Wes Anderson y una Rossy de Palma cual madame nos transportaron al fastuoso mundo de Alejandro Gómez Palomo, arrancando el más sonoro aplauso a los allí presentes, Almodóvar y Lindsay Lohan incluidos.
Un hotel de lujo para una colección cinco estrellas. Este soplo de aire fresco, llegado desde su Posadas natal, ha venido para quedarse. Y ni el cielo es el límite, pues este Palomo volará tan alto como se proponga.
