Un completo aventurero. Tras casi 10 años en comunicación y PR de moda, decidí que lo que yo quería era ser actor, por lo que lo dejé todo y me subí a las tablas. Aunque las escasas oportunidades de la industria me empujarían a crear contenido en redes sociales sobre cine, Hollywood y cultura pop. Es una industria donde no hay fórmulas de éxito y las oportunidades llegan desde los lugares más insospechados.

@carlosdeburgos

Cuéntanos sobre el objeto que has traído

He traído mi disco duro, que me acompaña desde mi época universitaria. No existían plataformas, y la residencia donde estudiaba apenas contaba con internet, por lo que tenía almacenadas películas en este disco duro como si fueran un tesoro. Luego, entre compañeros, ibas compartiendo, recomendando e intercambiando. Para mí era mi posesión más valiosa, especialmente ya que cuando me empecé a interesar por el cine clásico, cada versión que conseguía en VOSE y con buena calidad era el mayor triunfo. Ya que incluso a día de hoy, aunque algunas plataformas si disponen de alguna película contada de esa categoría (siempre un Casablanca o un Eva al Desnudo) como mucho, casi ninguna dispone de una catálogo amplio, únicamente Filmin es la más generosa. Pero los catálogos van cambiando y si quisiera ver a Bette Davis en Amarga Victoria o a Joan Crawford en Mujeres, probablemente tendría que recurrir a mi disco duro.

 

¿Qué significado tiene para ti este objeto y qué simboliza en tu trayectoria personal o profesional?

Para mí representa mi amor por el cine, ya que almacena todas mis referencias. Me levanto y me acuesto pensando en cine, no solo a nivel arte o consumo, sino en la industria y el engranaje que lo compone. Quien iba a hacer qué, qué contratiempo sucedió en un rodaje, que obra maestra estuvo a punto de no suceder, como alguien logró salirse con la suya, o como una persona que tocó el cielo con los dedos cayó en los infiernos. Son historias que más allá de la industria del cine de lo que hablan es del alma humana: los sueños, los deseos, frustraciones y dolor. Hollywood es fascinante porque todas las historias se embellecen hasta deslumbrar y a la vez son de cartón piedra, pero consiguen hacerte soñar y sentir que de alguna manera formas parte de ese mundo.

 

¿Crees que este objeto representa algún aspecto de tu identidad que las personas no siempre perciben a primera vista?

Quizá un aspecto más reflexivo de mi personalidad. Siempre que te empapas de una historia que se cuenta desde un ángulo que no es el tuyo, que no te es familiar o que te regala una realidad que no es la tuya, hace que te replantees la forma en la que ves las cosas. Me gusta la alteración, cambiar mucho de opinión, enriquecerme de una perspectiva que no es la mía y darme cuenta que eso me ayuda a ver una idea de manera distinta. Creo que es lo más valioso de ser espectador de otras historias. 

 

¿Qué te define más allá de tu profesión?

Creo que lo único que te define como persona es cómo tratas a los demás. A veces caemos en la trampa de una sociedad trabajocentrista en la que como el trabajo nos roba todo el tiempo lo asumimos como identidad, y si te piden que no hables o no te definas por tu trabajo a veces no sabes ni que decir sobre ti mismo. Pero lo cierto es que lo que queda de ti y el poso que dejas como ser humano tiene que ver con el trato hacia los demás, el bueno y el malo. La gente recuerda una mirada cargada de juicio, un tono de voz cortante o una sonrisa condescendiente; pero también una mirada comprensiva, una voz que tiembla de emoción o el gesto empático de quien te coge la mano mientras cuentas algo de lo que te cuesta hablar. Y la única diferencia entre esas dos actitudes es lo que uno mismo decide dar a los demás. Por lo que esa decisión es el único elemento que te define como ser humano, quién decides ser en el mundo.

 

¿Cómo definirías tu esencia creativa y qué elementos consideras fundamentales en tu proceso de creación?

Cuando trabajas como actor tienes un margen creativo, pero siempre estás sujeto a un guión, un arco de personaje y las directrices de un director, por lo que tiene que ver las con la introspección e investigación de qué es lo que estás trabajando en el desarrollo de ese personaje o en el conflicto que marca la historia. En redes sociales es distinto, yo elijo qué quiero contar y cómo lo voy a hacer. Para mí siempre tienen que tratar de historias humanas, aunque te cuente una anécdota de Cameron Diaz en un terreno como Hollywood, siempre son historias cuya base es extrapolable a tu realidad: perseverancia, el éxito, el fracaso, los sueños, la redención y el dolor…

 

¿De dónde proviene tu mayor fuente de inspiración en tu vida y trabajo?

De los detalles de ciertas historias sobre decisiones que toman las personas y que de alguna manera se quedan conmigo. De repente pienso que es muy fuerte que Pedro Almodóvar hasta los 32 años trabajara como administrativo en Telefónica, y durante todos esos años fue compaginando su trabajo con proyectos creativos que hacía en su tiempo libre, hasta que cuando su primera película funcionó apostó por montar su propia productora con su hermano. Y me hace pensar en la fiebre de lo inmediato que tenemos ahora, lo que queremos todo ya, y sería imposible que le dijeses a alguien que quiere hacer un trabajo creativo que compagine un trabajo random de oficina y desarrolle la faceta creativa los fines de semana, y quizá dentro de 10 años salga una oportunidad. Una oportunidad, que no el éxito. Ya solo esa relación de ideas me hace reflexionar y pienso, mira voy a compartir esta historia, que quizá le aporte a alguien.

 

¿Cómo manejas los momentos en los que la creatividad parece haberse tomado un descanso?

Me doy cuenta de que me obsesiono con las redes sociales. Juegan con tu cerebro y con tu atención. Soy consciente de que los números son el filtro en muchas ocasiones para que cuenten contigo o te dejen fuera por lo que es difícil que no suponga una preocupación.

 

¿Cuál ha sido el reto más significativo que has enfrentado en tu vida profesional, y cómo lo superaste?

El reto es funcionar en términos económicos, y todavía estoy en la etapa de superarlo.

 

¿Hubo un momento en tu trayectoria en el que sentiste que te encontraste a ti mismo profesionalmente? ¿Cómo fue ese proceso?¿Crees en las coincidencias? 

Cuando decidí ser actor me formé en una de las escuelas más prestigiosas, el estudio Corazza, y me cambiaron el chip completamente. Yo venía del sector de relaciones públicas en la industria de la moda, donde todo va muy rápido y las conexiones humanas son muy superficiales, y de repente me encontré en una especie de santuario para el alma humana. Era lo opuesto, el parar, ver cómo estás tú, qué te mueve, condiciona y como todo te transforma. Fue un proceso largo que no solo recibí como una formación profesional si no como una formación humana, que cambió mi forma de ver las cosas en mi vida personal y transformó la manera en la que me relaciono con el mundo y los demás.

 

De todo el conocimiento que adquiriste a lo largo de los años, ¿cuál dirías que ha sido la habilidad más útil que has aprendido/ aplicado?

La empatía. Vivimos una época muy polarizada, sin espacio al debate pero sobre todo que ha suprimido la escucha, y con ello la reflexión. Nada enriquece más que escuchar en profundidad una opinión distinta. Y precisamente realidades distintas a las tuyas es lo que ayuda a comprender, a sumergirte en vidas que no son la propia, de personas con otro engranaje, que su motivación o frustración deriva en una toma de decisiones distintas a las tuyas.

 

¿Qué consejo le darías a tu «yo» del pasado cuando recién comenzabas en esta industria?

Que no tenga tanta ansia, que el resultado no es el objetivo, es el proceso y la transformación la parte interesante. Aunque creo que no me escucharía, es algo que se tiene que aprender.

 

¿Cuál es el rol del fracaso en tu proceso creativo y profesional?

Todos los días hay un momento en el que me siento un fracasado, incluso cuando las cosas están saliendo bien. A veces son 5 minutos y otras el día entero. Cuando intentas “la cosas” de mil maneras distintas y no te salen, sobrevuela siempre la idea del fracaso, de que esto no es lo tuyo, o de que aunque salgan proyectos no son como tú los habías imaginado. Y te comparas mucho. Sobre todo porque nos han criado bajo el paraguas de que cuando tienes algo brillante todo el mundo lo percibe, y que en un McDonald’s a las 3 de la mañana alguien te verá y te pondrá una mano en el hombro y dirá “eres tú”, y te darán una serie o una película. Todo viene de historias de éxito sobre el 1% que hemos asumido como generales: que a Gisele Bundchen la descubrieron en la cola de un McDonald’s, o Miguel Herrán le pidió una foto a un director de cine y este decidió que protagonizara su proyecto y ganó un Goya. Te puede pasar, pero no es lo normal. Solo que uno escucha estas historias y piensa “¿Será que yo no tengo ese brillo? ¿Por qué a mi no me sale?». Es un proceso entender que esa no es tu historia.

 

¿Cómo han influido las personas que te rodean en tu trayectoria profesional y personal?

Mi pareja ha sido clave, cree mucho en mí, es el apoyo diario y quien no me deja tirar la toalla en los momentos de “bajón”, me hace sentir que si trabajas y no paras de hacer cosas eso llamará a otros proyectos. 

 

¿Qué es lo que más te entusiasma sobre el futuro de tu carrera y cómo esperas impactar a otros en la industria?

Lo inesperado. Nunca pensé que entrevistaría a C. Tangana o que conocería en persona a Adrien Brody. Son ese tipo de situaciones las que te hacen creer que si has estado ahí, también puedes estar en otros lugares que no te habías imaginado.