De Chuck Taylor a Shai Gilgeous-Alexander: Converse y el baloncesto

 

A comienzos de los 1910s, Converse presentó la silueta Non-Skids, unas zapatillas de baloncesto completamente revolucionarias que cambió la forma en la que se practicaba el deporte, permitiendo el desarrollo de nuevos movimientos sobre el parqué. Estas zapatillas serían renombradas posteriormente como las Converse All-Star, lo que marcaría el comienzo de la historia de una de las siluetas más reconocidas de la historia del calzado.

Chuck Taylor, un jugador semi-profesional de baloncesto, se incorporó a Converse como comercial durante la década de los 1920s. Durante sus viajes, trabajó junto a múltiples jugadores de baloncesto para introducir pequeñas innovaciones a las All-Star, cambios que permitirían mejorar su prestaciones durante el juego. Una década después, la compañía agradecía a Chuck Taylor su trabajo añadiendo su nombre a la silueta.

Durante décadas posteriores, y especialmente a partir de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, las All-Star Chuck Taylor se convirtieron en el calzado habitual de todo tipo de atletas incluso fuera del baloncesto, y auténticas leyendas de la talla de Wilt Chamberlain, Bob Cousy o Bill Russell las escogieron como sus zapatillas habituales.

A mediados de los años 1970s, el creciente interés por parte de otras compañías en desarrollar calzado para el baloncesto acabó con la hegemonía del mercado por parte de Converse, aunque continuaban teniendo presencia en la NBA con siluetas como las Pro Leather, las Weapon – que utilizaron estrellas del momento como Larry Bird o Magic Johnson – o las ERX 260.

Con perdón de algún modelo destacable y asociaciones como la que entablaron con Dwayne Wade durante comienzos del nuevo milenio, Converse fue perdiendo fuelle en el mundo del baloncesto hasta abandonar definitivamente la producción de estas zapatillas en 2012, explorando entonces otros mercados como el de la música, el skate o el arte.

En 2018, Converse se reincorpora al mercado del baloncesto lanzando al mundo una reedición de las ERX 260 y cerrando acuerdos con algunos jugadores de la NBA. Uno de ellos, Kelly Oubre Jr., destacado por su estilo fuera de las pistas, fue uno de los encargados de volver a poner a Converse en la conversación en un momento en el que los mundos de la moda y de la NBA comenzaban a orbitar en círculos cada vez más cercanos.

Ese mismo 2018 aterrizaba en Los Angeles Clippers un joven canadiense que rápidamente revolucionó la liga dentro y fuera del parqué, siendo proclamado rápidamente como uno de los elegidos a ser la siguiente superestrella de la NBA – y también uno de los jugadores mejor vestidos de la liga.

Inicialmente asociado con Nike, Shai Gilgeous-Alexander cambió a Converse – subsidiaria de Nike – en 2020 con un vídeo que era toda una declaración de intenciones: “Me gusta destacar, ser diferente al resto. Me gusta ser el underdog y demostrarle a la gente que no tiene razón.”

Cuatro años después y tras convertirse en una de las caras de la liga – el canadiense quedó segundo en la votación para el MVP de la pasada temporada –, la relación entre SGA y Converse da un paso más allá ofreciéndole el puesto de director creativo de Converse Basketball, un puesto del que tomará posesión este mismo mes.

Además, se espera que durante el próximo año vea la luz la primera zapatilla signature de Shai, que le incluirá en un selecto club en el que sólo se encuentran Julius Erving, Magic Johnson, Larry Bird, Dennis Rodman, Dwayne Wade y Elton Brand.

Este nombramiento supone un auténtico paso adelante en la relación entre baloncesto y moda, y promete ser uno de los movimientos que define y evolucione la intersección entre estos mundos durante los próximos años.