Logo

De cómo Ricardo Bofill instaló en una fábrica su hogar y su estudio

Publicado por el 01/03/2017 en Arte

Cerca de Barcelona, concretamente en una fábrica de cemento abandonada, establecía en 1973 Ricardo Bofill y su Taller de Arquitectura lo que más tarde pasaría a ser su estudio. También su hogar. Pero, sobre todo, su particular obra de arte arquitectónica.

Y es que La Fábrica, formada por enormes silos y kilómetros de galerías subterráneas, albergaba ya desde su encuentro escaleras y espacios surrealistas, volúmenes abstractos y materiales brutalistas. Pero no fue hasta su deconstrucción y posterior construcción cuando el espacio se formó realmente como un todo. Dando lugar a un estudio de estética culta e histórica, la sala bautizada como La Catedral para exponer y conferenciar bajo techos de 10 metros de altura, y la propia residencia de Bofill. La zona más puramente autobiográfica del lugar. Ubicada en la planta superior, como un cubo perfecto y con referencias a De Chirico en sus ventanas y escaleras.

Rematando todo su diseño con los jardines exteriores. Los mismos que añaden verde al enorme bloque de hormigón escalando sus muros y descolgándose de sus techos. Completando así su misteriosa apariencia de ruina romántica. Mientras los artesanos catalanes que participaron en su construcción primero, y el propio Ricardo después, han visto como en los últimos cuarenta años esta antigua estructura industrial no deja de ampliarse, embellecerse y renovarse. Ya que, ante todo, La Fábrica siempre será una obra inacabada.

Sé el primero en comentar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

"Yo no busco, yo encuentro"

Pablo Picasso