¿Cuándo decidiste que querías embarcarte en este proyecto?
Después de hacer el Tour de Francia en 2014, mi mujer y yo estabábamos en una playa de la Costa Brava y en cierto momento nos preguntamos “y ahora, ¿qué?”. En mi vida como ciclista el Tour era el último challenge que me había propuesto conseguir, la carrera más importante de todas; habíamos trabajando más de 10 años llegar a ella. Una vez conseguido era el momento de embarcarse en la siguiente etapa de la vida.
¿Qué tienen en común tu carrera como ciclista y como dueño de La Fábrica?
Sin duda, una cosa principal sería el trabajo en equipo. El resultado del día a día depende de eso, y en La Fábrica, por suerte, tenemos muy buen equipo.
¿Qué es lo que más te apasiona del café?
El café de especialidad. Más que por mí mismo, porque es una forma de ayudar a la gente de países que no tienen las mismas oportunidades que nosotros. Los precios que pagamos por el café son más altos que los del café comercial, y también trabajamos con importadores que tienen la misma filosofía que nosotros. ¡Sin olvidar el increíble sabor!
¿Alguna vez imaginaste que terminarías dedicándote al negocio del café?
Sí, desde siempre fue nuestro sueño. Mi mujer ya había trabajado en varias cafeterías en Canadá y por ello me volví un apasionado del café.
En un solo día puedes pasar por toda clase de situaciones: estar a cargo de una cafetera, montando en bicicleta o llevando tus negocios. ¿Cómo consigues un estilo que se adapte a cualquier momento?
Estoy siempre en movimiento, y por ello necesito que mi estilo se adapte a todos las situaciones. Por eso motivo, nunca faltan un par de pantalones con stretch en mi armario.