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El fenómeno The Office y las claves de su éxito

Publicado por el 09/09/2021 en Artículos

El mundo cada vez depende más de la inmediatez y las modas son más pasajeras. Esto también perjudica al mundo de las series, donde cada vez se valora más la cantidad que la calidad y la sociedad consume una serie a la misma rapidez que se bebe una CocaCola.

Por ello, bajo este contexto, es cada vez más difícil que una serie te marque y la recuerdes durante más de un mes. Pero este no es el caso de The Office. Una serie que fue emitida por última vez en 2013 pero fue la serie mas vista en 2020.

En este artículo de cómo soportar el paso del tiempo, el éxito de The Office y cómo hizo cambiar la industria de la televisión.

The Office fue el programa de televisión más reproducido el año pasado por un margen bastante amplio. En cifras publicadas por Nielsen, la adaptación estadounidense fue vista durante más de 57 mil millones de minutos en Estados Unidos, muy por delante de Anatomía de Grey, que terminó segundo con casi 40 mil millones de minutos transmitidos.

The Office ha sido un gigante de la televisión desde hace bastante tiempo. Fue el programa número uno de Netflix en 2018 y 2019. El anuncio de NBCUniversal hace dos años de que The Office haría la transición a su plataforma de transmisión Peacock en enero de 2021 (esta transición se hizo en EEUU, en España se puede disfrutar de la serie desde Amazon Prime) dejó a muchos de los fanáticos del programa angustiados por su inminente partida.

Se crearon peticiones para mantener la serie en Netflix, y los miembros del elenco fueron arrastrados al intento de evitar el movimiento inevitable. El principal perdedor de este movimiento es Netflix ya que, a pesar de tener muchísimas series, probablemente no son suficientes como para superar el dominio de The Office.

The Office se ha convertido con el paso de los años en una pieza cultural y una de las sitcoms mas queridas de todos los tiempos. Es difícil de creer que durante sus nueve temporadas en NBC (2005-2013), nunca alcanzase un puesto más alto que el 41 en las calificaciones anuales de Nielsen, y que nunca se le diese un Emmy por su representación a Steve Carrell (Michael Scott) o Rainn Wilson (Dwight Schrute).

El programa debutó a mitad de temporada en 2005. La idea principal era una versión americanizada de la exitosa serie británica co-creada y protagonizada por Ricky Gervais, The Office. Pero eso ya forma parte del pasado ya que la versión americana de The Office ha tomado su lugar en el canon de los clásicos de la televisión , despojándose del prejuicio de que era una adaptación de peor calidad.

Pero, en primer lugar, por si hay algún despistado…¿De qué va The Office?: La serie sigue el día a día en la vida de unos excéntricos trabajadores de la empresa Dunder Mifflin, de forma fresca y divertida. Y está grabada de manera pseudodocumental.

A través de ella conoceremos a los distintos personajes. Nos partiremos de la risa con el impredecible y elocuente jefe de la oficina Michael Scott, las locuras de su mano derecha Dwight Schrute y de cómo intenta impresionar al becario de la oficina Ryan Howard. Nos enamorará la historia de amor entre Jim Halpert (comercial de Dunder Mifflin, interpretado por John Krasinski) y la secretaria de la oficina Pam Beesly (interpretada por Jenna Fischer).

Durante las 9 temporadas veremos como los personajes maduran, cambian y aprenden, todo con una cercanía nunca antes conseguida por una serie.

Pero, ¿cómo unos simples trabajadores de una oficina cambiaron por completo la industria del entretenimiento? Bueno, hay varias respuestas, y una de ellas es Michael Scott.

En la era de la series, la televisión compite con las películas en términos de buenas historias, personajes atractivos y alta calidad de producción. Un elemento recurrente de las series es el antihéroe. La televisión es rica en series sobre personajes principales moralmente conflictivos (o incluso inmorales) que la audiencia acaba apoyando porque son muy convincentes.

Un claro ejemplo es Walter White en Breaking Bad, pero antes de eso, la idea tuvo una gran prueba de fuego en el ámbito de la comedia con Michael Scott en The Office.

Aquí hay un hombre que interpreta “personajes” de comedia ofensiva (como Michael Klump o Prison Mike) a sus empleados, se burla salvajemente del director de recursos humanos Toby Flenderson y besa a la fuerza a un empleado gay (Oscar) para demostrar que no es homófobo.

Todo esto sin mencionar su asombrosa incompetencia en su trabajo como jefe de una sucursal de una empresa papelera. Si Michael Scott fuera un jefe del mundo real, lo habrían despedido cien veces. Pero en la televisión es amado, porque Steve Carrell aporta humor, profundidad y compasión al personaje, el tipo de cosas de las que trata una serie.

Pero él no es la única causa del éxito de The Office. En la historia de la comedia televisiva estadounidense, las risas (o al menos los intentos de sacar carcajadas a la audiencia) han llegado a través de una fórmula: introducción, luego una broma y luego la broma principal. Todo ello con risas enlatadas de fondo.

The Office le dio la vuelta a esa fórmula. Su comedia no se basaba en bromas, sino en situaciones y personajes provenientes de interacciones realistas e identificables. Y, como en la vida real, esos toma y daca a veces son extremadamente incómodos.

Es un concepto llamado cringe, porque el público puede literalmente retorcerse cuando los personajes en la pantalla hacen cosas odiosas pero divertidas que serían insoportables en la vida real.

Cuando Michael Scott no cumple su promesa de pagar la universidad a un grupo de adolescentes (Scott´s Tots) es extremadamente incómodo. Pero es muy divertido porque es demasiado terrible: no se siente como una premisa de comedia de situación artificial y tonta porque parece el tipo de error descabellado del que Michael Scott sería capaz. The Office perfeccionó y popularizó la comedia cringe para la televisión, y luego otras series que llegaron recogieron el manto.

Otro de los motivos por el cual The Office era y es tan aclamada es por su modo de grabación.  Durante décadas, casi todas las sitcoms se produjeron en el formato de “tres cámaras” o “cuatro cámaras”, en el que muchas cámaras permanecían en su mayoría en un lugar fijo y capturaban cualquier cosa que sucediera en un set bien iluminado de apariencia falsa.

Ese estilo hizo que los episodios de series como Friends se sintieran como pequeñas obras de teatro. Si bien ese estilo persiste todavía en la actualidad, la mayoría de las sitcoms ahora buscan una sensación realista, evitando el aspecto artificial y buscando uno mas cercano y cálido.

Si bien existen algunos ejemplos antes de The Office de este estilo de “cámara única”, el formato explotó después de que The Office se presentara como un rodaje de un documental. La cámara única y sobre el hombro se ha convertido en el formato dominante de una manera clara desde que un equipo de documental nos llevó dentro de la sucursal de Dunder Mifflin en Scanton.

Por otro lado, con la popularidad instantánea de programas como Gran Hermano y El Último Superviviente, los reality shows despegaron tanto en la televisión estadounidense como en el resto del mundo, y luego se quedó, convirtiéndose en un género televisivo permanente.

Eso representó un cambio importante: la televisión había evolucionado rápidamente para incluir programas aparentemente basados en personas reales con situaciones reales, capturados por un equipo de cámara siempre presentes. Algo tenía que llegar para reflexionar y comentar sobre este rápido desarrollo cultural, y ese algo fue The Office. Respondió a los reality shows burlándose de ellos.

El tema principal de la serie era que en la sucursal de Scranton de Dunder Mifflin era el centro de un documental de televisión llamado An American Workplace. The Office es un falso documental que avisa a los espectadores que no deberían de tomarse demasiado enserio los reality shows.

Con The Office sentando las bases, ese documental/reality show, se convirtió en un subgénero prominente de la comedia. Grandes programas como Modern Family siguieron su ejemplo.

The Office no solo adoptó internet y brindó a los fanáticos contenido adicional en el ámbito digital, sino que sus productores reconocieron desde el principio que la forma en que las personas consumían televisión estaba cambiando rápidamente.

Es apropiado decir que The Office se ha convertido en un éxito en una plataforma como Netflix, porque durante su ejecución, el programa fue uno de los primeros disponibles a través de Internet. En 2005, Apple expandió su iTunes Store y su línea de reproductores de música iPod para incluir vídeo. Los usuarios podían pagar un par de dólares y descargar un episodio de un programa, lo que les permitía verlo en sus dispositivos cuando quisieran. Fue uno de los pioneros en este sentido.

Una de las primeras cadenas en registrarse de esta manera para ganar dinero fue NBC, que derivó a que The Office destacara como opción más descargable. The Office hizo su parte con un episodio en el que Michael Scott le regala a Ryan Howard un iPod con video.

Por último, además de cambiar la forma en que se concibe, produce y distribuye la televisión, The Office tiene otro legado: su elenco y equipo se dispersó por Hollywood y se convirtieron en poderosos creadores de contenido.

Steve Carrell se convirtió en un actor de primer nivel, gracias en parte a un gran 2005 con The Office y Virgen a los 40. También realizó un montón de grandes películas (y una nominación al Oscar por Foxcatcher).

John Krasinski se convirtió en un cineasta, dirigiendo películas como Un lugar tranquilo. Mindy Kaling dejó The Office, donde interpretó a Kelly Kapoor y se desempeñó como guionista para crear mas programas de televisión, incluido The Mindy Project. BJ Novak, quien representaba a Ryan Howard, también hizo muchas películas a lo largo de su carrera, pero alcanzaría su pico cuando obtuvo un papel en Malditos Bastardos de Quentin Tarantino. Y para finalizar, Michael Shur, el guionista de The Office, co-creo tres programas de comedia amados y aclamados por la critica: Parks and Recreation, Brooklyn Nine-Nine y The Good Place.

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