Gucci amplía y explora su relación con la Triennale de Milán con el compromiso de ensanchar el diálogo cultural abierto entre disciplinas como la moda, el arte, el diseño, la arquitectura y todas sus aplicaciones desde perspectivas contemporáneas.
La sastrería en su forma más esencial abre el desfile de la nueva colección con siluetas que evocan la década de los sesenta, con chaquetas estructuradas, faldas acampanadas o pantalones cortos. Los abrigos presentan el monograma GG, uno de los iconos de la casa, y se combinan con prendas para el día a día como vaqueros o camisetas sin mangas.
En cuanto a accesorios, el bolso Gucci Bamboo 1947 destaca presentando su diseño original al que se han aplicado detalles contemporáneos creados exclusivamente por artesanos de la piel o del charol, o se reinterpretan por artistas japoneses dentro de un proyecto colaborativo que celebra el 60º aniversario de Gucci en Japón.
«Esta colección refleja la culminación de un viaje constructivo. Momento tras momento, he ido desarrollando mis ideas para Gucci. Un esplendor casual que va tomando forma a través de todas mis obsesiones: sastrería, lencería, piel, siluetas de los años sesenta… Todo ello combinado con la incansable exploración del patrimonio de la firma desde una actitud irreverente», ha dicho el director creativo de la casa, Sabato De Sarno, sobre la nueva colección.