Sábado por la mañana. Os toca ir a casa de la abuela a reuniros en esa comida familiar que nunca os apetece, pero a la que siempre tenéis que ir. Tanto para contentar a vuestra madre como a la octogenaria del clan. Pero este año tenéis un plan: ir todo lo formal que vuestra progenitora os exige, aunque vistiendo el jersey de Navidad definitivo que se han sacado de la manga Jägermeister y VAZVA.
Después de probar y combinar, toca poner rumbo hasta la susodicha casa. Aguantar el sermón previo a la ingesta descomunal de comida típicamente navideña y aburrirse un poco. Bastante. Pero los dos vais a juego, vistiendo el mismo jersey y (por qué no) queriendo pasárselo también bien. Al fin y al cabo, lucir esta icónica prenda navideña es solo el principio. Ya que después seguro que acaba surgiendo la oportunidad de tomarse un par de chupitos helados, revivir mientras el Jägermeister a -18ºC baja por la garganta y, por fin, volver a ser vosotros mismos.