Kanye y Virgil, de Chicago a París

Seguro que muchos recuerdan la imagen. 2009 en la ciudad de la luz, y Kanye West y su séquito (Fonzworth Bentley, Taz Arnold, Don C, entre otros) bajan de un coche y posan delante del objetivo de Tommy Ton (al que Business of Fashion ha incluido en su BoF500 en varias ocasiones). Están allí con motivo del desfile de Comme des Garçons. Éste captura la instantánea y da lugar a una de las fotos más memorables en el mundillo del streetwear por ser -por momentos- premonitoria y -en otros- un meme.

Pero estamos ya en 2018, y Kanye West y Virgil Abloh son mucho más que dos tipos que posan en una foto. Abloh es el hombre del momento, generador de hype y buzz absoluto. Acaba de presentar en París su primera línea para Louis Vuitton, con la importante papeleta de sustituir a Kim Jones y, casi más importante, luchar contra el propio nombre que se ha generado. West, por su parte, es considerado por muchos el mejor músico del género urbano de la historia, por otros la persona que ha revolucionado adidas y el sector sneaker y, para otros tantos, prácticamente el demonio en persona (fruto de la combinación de su ego desmedido y de sus últimas sobre-exposiciones mediáticas al amparo de la figura de Trump). ¿Qué ha pasado entre medias para que todo haya cambiado tanto y nada haya cambiado?

«Pink-ass polos with a fuckin’ backpack.
But everybody know you brought real rap back».

En el momento en que Ye y su squad se toman la mítica foto (estilo pastel preppy, bien de LV y Goyard), el de Chicago ya era todo lo que hoy conocemos de él. Ese mismo año se hizo infame por lanzarse al escenario de los VMA para interrumpir a Taylor Swift. Pero mucho más también: el rapper venía de publicar apenas un año antes su ‘808s & Heartbreak’. También en 2009 sucedió uno de los momentos clave en su carrera: el período de prácticas en Fendi en el que los dos (Abloh y West) coinciden, certificando así todavía más una relación que surge en 2003. De esa etapa saldrían, además de todo lo que hoy estamos viviendo, quotes míticos que son ya parte del imaginario popular de Internet.

«We brought the leather jogging pants six years ago to Fendi, and they said, ‘No.’
How many motherfuckers you done seen with a jogging pant?».

De West podemos decir mucho pero casi todo es sabido, pero la figura de Abloh fue, durante mucho tiempo, menos conocida para el gran público (no así para asiduos a kanyetothe). Arquitecto e ingeniero de formación, conoció a Kanye en 2003 y empezó a formar parte de su troupe creativa. Uno de los primeros checks mediáticos fue, sin duda, la portada del ‘Watch The Throne’ (Roc A Fella, 2011) a través de DONDA -el estudio creativo de Kanye- de la que se encargó de la dirección de arte junto a Riccardo Tisci. Antes de eso, ya había abierto la RSVP Gallery junto a Don C en Chicago, bajo el techo del cual se podía encontrar material de KAWSMurakami o incluso Chanel.

A partir de ese momento, la carrera de Virgil Abloh iría en escala y, especialmente, viraría hacia el concepto de creación de moda. El siguiente paso sería Pyrex Vision. Seguro que os acordáis de esa flannel con block letters, esas tees con el 23 a la espalda y, lo más notorio, las hoodies y camisetas con prints de cuadros renacentistas. Muy en la línea de todo el concepto #BEEN #TRILL («HBA shit is weak you can keep that», llegaría a afirmar A$AP Rocky), en su momento fue el fruto de una cierta controversia cuando se supo que muchas de sus piezas eran deadstock de Rugby Ralph Lauren sobre las que planchaba prints y las pasaba a vender a precios superiores a los 500 dólares. En definitiva, hubo un tiempo en que los mismos medios y blogs que ensalzan la figura de Abloh le lanzaron tiraera.

Por su parte, West también fue creciendo progresivamente en el mundo de la moda a partir de 2009 y a mayor velocidad que su amigo. Ese mismo ejercicio lanzaría su colección con Louis Vuitton (todo en esta historia parece ir y venir para acabar en el mismo punto). Después, vendrían las Air Yeezy 1 apenas meses después, a las que seguirían las 2 y las ‘Red October’ en 2014. A partir de ahí, el huracán. Ye rompería con la marca del swoosh y se pasaría a adidas, desde donde revoluciona el sector de las sneakers, y también el de la moda.

«People saying, «Ye, Ye, take it easy»
20 Gs for the Yeezys off of eBay».

Dejamos a Virgil Abloh en Pyrex y de ahí vendría Off-White, repitiendo en esencia la misma fórmula que ha mantenido a lo largo de su carrera. Pero el ahora director creativo de LV había aprendido la lección y sabía las claves. En primer lugar, establecerse en Europa (en Milán, en concreto) para evolucionar el posicionamiento de la marca. En segundo, colaborar con las principales firmas para seguir escalando la percepción de la firma. Por último, difundir su obra a través de todo tipo de perfiles: rappersinfluencers, creadores…

El punctum para el de Rockford fue, sin duda, ‘The Ten’, la macro-colección con Nike que ha catapultado a Abloh a donde está hoy en día. Pero del pasado nadie vive eternamente y Virgil Abloh tenía mucho que demostrar. Ser el primer diseñador de color en la casa Vuitton es un hito pero, a la vez, es también una responsabilidad porque debía competir contra sí mismo, contra los estereotipos, su fama pasada, los mitos…

De ahí la importancia del abrazo en el que se fundieron los dos amigos al acabar la pasarela. Se había hablado mucho antes de llegar a este momento, pero Kanye West, con todo lo que se puede llegar a decir de él, es posiblemente la persona más generosa en cuanto a rodearse de mentes creativas y empoderarse mutuamente hasta sacar lo mejor de todos.

 

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Independientemente de la colección en sí, lo que nos ha dejado este desfile es el triunfo del urbanwear y la nueva figura del creador (no sería justo decir aquí diseñador en el sentido dogmático). El rap es el nuevo pop, las calles lo nuevo chic y los gangsters los nuevos curadores. Pero los gangsters también lloran y se funden en abrazos.

«Real friends. I guess I get
what I deserve, don’t I?»

Al Sobrino