Kike Marina

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Kike Marina y sus diez momentos del 2024.

 

Llevo tantos años participando en este Top 10 de 25gramos que cuando me ocurre algo en el mes de enero ya pienso que puede ser una de las opciones para el Top. Este año hubo menos acción y más cuidados, que parece que es el camino por el que voy.

 

1. Reírme

Hartarme de reír. Posiblemente si tienes cerca a alguien con un bebé te hablará a cada momento de ojeras, sacrificio y falta de sueño. Y sí, todos tienen razón. Pero nadie me advirtió de algo que ocurre a diario cuando tienes un hijo: te vas a reír más que nunca.

 

2. Viaje a Salomon ADC

FOOTDISTRICT me invitó a conocer Salomon Annecy Design Center, el lugar en el que se proyectan las ideas de la marca. Proyectan y materializan, porque lo especial del Salomon ADC es que los diseños se llevan a la realidad en ese mismo lugar, en un atelier-laboratorio situado a unos metros. Y aún queda la parte final, la prueba de producto, que puede realizarse en la misma montaña a tan solo una puerta de distancia. Un círculo idea-ejecución-prueba en el que un montón de apasionados me hablaban de diseño, innovación o sostenibilidad desde la autenticidad. Un gustazo tener a creadores y diseñadores que no siguen un patrón marketiniano y se comportan como humanos con sus dudas y sus ilusiones.

 

3. Un coche azul

30 años después de lo que podría considerarse habitual me he comprado un coche. Aún no recuerdo la matrícula y tengo que pensarlo para acordarme del nombre del modelo así que por ahora soy de los que se refieren a su coche como «uno azul». Y no, no es un 131 Supermirafiori.

 

4. Vuelta a la universidad

Rubén Pulido, un tipo del que aprendí mucho y del que sigo aprendiendo, me propuso intervenir en un curso sobre marketing y sostenibilidad en la Universidad de Monterrey. Un estudio de tres casos: Salomon, Patagonia y Nike Considered, con distintas estrategias de comunicación sobre eso que llaman sostenibilidad.

 

5. Bluey

Bluey es una de esas series infantiles que puedes ver aunque no seas un infante. Ahora que The Alchemist ha colaborado con Bluey tiene hasta su punto de street credit, o al menos todo el street credit que puede tener una serie de dibujos animados. Hay capítulos en los que fuerzan la narrativa hasta eliminar el diálogo (Lluvia, T3E18), otros en los que llevan el discurso al nivel sufí (Bumpy y el perro lobo viejo y sabio, T1E32) e incluso basados en un cuento taoísta (El Cartel, T3E49)

 

6. Un gorro Fred Perry

Mi relación con las montañas viene de la infancia, de cuando la familia de mi padre organizaba desastrosas rutas por la montaña palentina. Digamos que la elección de material era tan deficiente como nuestra preparación, e incluso algún psicoanalista de pacotilla podría inferir de ahí mi pasión por el producto de montaña, pero entre ropa de algodón que se empapaba cuando tocaba la nieve y zapatillas de lona, rondaba un gorrito azul que se repetía en cada expedición. Hace unas semanas mi madre encontró aquel gorro, que debe tener unos 50 años y haber subido el equivalente a varios Everest. Lo que mi memoria no recordaba es que se trataba de un gorro Fred Perry que parece más adecuado para jugar al tenis.

 

7. Una iguana de peluche

Hace años descubrí una foto de una iguana vestida con un chaleco Nike ACG. Encontrar la historia completa me llevó un par de años y en el camino entrevisté a expertos en herpetología y al propio diseñador de aquella pieza, un ex-Nike que casi no recordaba la historia. Un zoológico de Kansas pidió ayuda a Nike para diseñar unos chalecos en los que pudieran incluirse geolocalizadores con el objetivo de devolver a unas iguanas en peligro de extinción a su hábitat natural.

La historia completa la acabé contando ayudado por una ilustración creada para la ocasión. Parecía que aquello cerraba mi relación con la iguana jamaicana…

Sin embargo, este año Morprime Industries la retomó para crear peluches basados en aquella iguana.

 

8. Julieta escribe

Llevo unos 25 años diciéndole a mi amiga Julieta que debía escribir un libro. Julieta es Julieta París, psicóloga, antropóloga, voraz lectora y viajera. Su aproximación a cualquier tema incluye todo eso… y el deporte. Este año ha publicado su primer libro y debe ser el libro que más veces he recomendado este año, El poder de la mujer despierta.

 

9. Mi abuelo el futbolista

De mi familia me han contado algunas historias, no demasiadas. Sé que nací en Cádiz porque allí fue donde el barco dejó a mis abuelos cuando se fueron de Guinea, y que mi otro abuelo jugó al fútbol y llegó a ser internacional, pero no había investigado mucho más.

Quien sí lo hizo fue mi primo Rafa, que ha recuperado alguna de las historias del Gordo Benítez, que era el apodo de mi abuelo, incluida una publicación en prensa de algo que se contaba en mi familia pero nunca creí: un gol «a los ingleses» que marcó gracias a meterse un balón en el pantalón.

 

10. Kiko Veneno

No sé si fue por Vera Fauna pero este año recuperé mi relación con Kiko Veneno. En una entrevista de 9 horas en CaixaForum+ descubrí que a principios de los 80 Kiko tuvo un chiringuito en la playa a la que yo iba mucho. En realidad no tanto, porque era una playa de hippies que vivían allí mismo y a mi madre no le gustaba que me juntara con hippies. Los chiringuitos en aquelal época no eran lugares con música chill, pechos depilados y aplausos al atardecer; eran sitios cutres donde mandabas al niño a comprar un helado.

Me gustaría pensar que cuando era pequeño, Kiko – que ya había grabado Veneno – me vendía los Calippos.