¿Y si dejáramos las marcas? ¿Y si intentáramos encontrar trabajo?

Después de tantos años siendo personas orquesta, haciendo mil trabajos a la vez,  en muchas ocasiones siguen sin considerarnos personas válidas.

Escribo este artículo para recordar a las personas que están al frente de los recursos humanos de marcas de moda que paren y recapaciten.

Si un diseñador emergente con marca propia busca trabajo, no es porque sea un inútil. No es porque no sepa hacer su trabajo. Quizá simplemente es buen diseñador, pero ha dejado de querer ser empresario también. Puede que esté hasta las narices de luchar y simplemente desea estabilidad y compartir sus destrezas aprendidas a otra empresa.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de 1 Granary (@1granary)

Desde la experiencia, ser un diseñador emergente en este país significa SUFRIR, y sufrir a lo grande.

El otro día escuché en un programa “La moda es el deporte de los niños ricos” y no puedo estar más de acuerdo. Cuando no tienes esa ventaja, es todavía más complicado. Debes trabajar low budget pero con un resultado fancy.

Nos encargamos de TODO, desde el diseño, hasta la producción ( ya sea en taller externo o nosotros mismos patronando y cosiendo).

Y no sólo eso, nos informamos, leemos BOF, aprendemos de marketing y comunicación, hacemos contenido para las redes sociales, lo publicamos, hacemos fotos, gestionamos las ventas, envíos,  shoppings y hacemos la trimestral del IVA.

Gestionamos shootings, elegimos el casting, hacemos la dirección de arte y el estilismo.

Vamos que somos en palabras de Paquita Salas, personas 360.

Y todo esto lo hacemos habitualmente con un presupuesto entre nulo y limitado, haciendo más piruetas que los trapecistas del Circo del Sol.

Con esto quiero dejar constancia del esfuerzo que requiere llevar una marca. Es un camino arduo y lleno de baches.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de 1 Granary (@1granary)

Yo llevo en la industria 7 años, que se dice rápido. No todo son alegrías, de hecho, las bofetadas con la mano abierta y el hundimiento del Titanic es el pan de cada día de los diseñadores emergentes.

Pero AY! Cuando hacemos un desfile… Cuando sale algo bien, pero bien de verdad… Qué satisfacción! Qué subidón!

Todo el trabajo lo hacemos para volver a tener esa sensación, por esos momentos que se convierten en pura droga, que necesitamos y anhelamos. Es la razón por la que nos despertamos por las mañanas y con lo que soñamos por las noches.

Así que, si, puede que muchos de nosotros no hayamos trabajado en una gran empresa de moda, pero recordad recursos humanos, nosotros solos hemos hecho lo que hacen varios departamentos de vuestras empresas.

¿Aún pensáis que no somos válidos para ese mísero puesto de diseñador junior/senior cuando hemos levantado una marca en solitario?

Pensadlo mejor.

Un besito.

Anaïs