La vida y obra de John Galliano: l’enfant terrible de la moda

Se le ha definido como ‘L’enfant terrible’ de la moda. Y es un término que le encaja a la perfección.

Transgresorrebeldepolémicoprovocadorrománticonostálgicocreativoteatral… Todos esos adjetivos aparecen en mi mente al pensar en Galliano, y en ningún orden de prioridad específico.

John Galliano nació en Gibraltar, de padre gibraltareño y madre española, pero de muy pequeño se trasladó a Londres. En contra de lo esperado, su pasión por la moda se despertó más tarde. Su verdadero interés desde los inicios fue el arte en general. Sabía que quería ser artista, pero no había descubierto sobre qué lienzo quería verter toda esa creatividad. Su pasión era dibujar, y su interés por la moda vino a través de la ilustración.

Fue en un foundation course en Saint Martins -ahora una de las escuelas de moda más prestigiosas del mundo gracias a figuras como él- donde se decantó definitivamente por la moda. Habla de su etapa allí como una de las mejores de su vida. Venía de una escuela exclusiva de chicos y allí encontró una ventana al mundo, donde conoció a gente increíble, con mentes verdaderamente brillantes y creativas.

Se podría fundamentar que el teatro fue durante mucho tiempo -y lo sigue siendo a día de hoy, aunque de forma menos patente- su verdadera obsesión. Sus shows tenían una narrativa que involucraba a todos los pilares creativos: el set, la localización, la música, el maquillaje, las modelos, su movimiento, y sobre todo, los atuendos que vestían. En resumen, Galliano acaparaba el proceso creativo en todas sus vertientes. Lo que se supone que debe hacer un verdadero director creativo.

Su primer trabajo notable fue en Givenchy, pero su andadura allí duró solo un año, después lo sucedió otro de los más rebeldes de la industria, McQueen. Entonces, allá por 1996, el conglomerado LVMH lo trasladó a la casa Christian Dior para convertirlo en su diseñador y director creativo. Tirando de archivo, se recordará el show de Otoño/Invierno de 1997: el set, las modelos, sus movimientos y cómo no, la aparición estelar del diseñador, que es sello propio y de lo más esperado en sus desfiles. Medio mundo quedó fascinado con esa nueva era que comenzaba en la casa francesa.

En la casa estuvo hasta 2011, y su trayectoria por la misma es de lo más brillante. Creo que merece especial mención el show de alta costura 2003-2004, que fue un verdadero sueño. El desfile abrió y cerró con una inspiración flamenca a todos los niveles: una música electrónica con vocales flamencas y vestidos con sus pertinentes volantes, corsetería y chaquetas masculinas, siempre con esa rebeldía que no podía faltar. Fue, en general, una actuación exuberante que resultó en un viaje por la cultura de la danza a través del vestuario y de la música… puede que sus orígenes españoles tuvieran algo que ver en todo esto.

Son muchas las prendas icónicas del creador que han pasado a la historia y que incluso han sido recuperadas por posteriores directores creativos de Dior (Kim JonesMaria Grazia). Una de las más sonadas, el Saddle Bag. Sí, fue Galliano el creador del original. Allá por 2001 aparecía por primera vez en la pasarela ese modelo de bolso que años después ha revolucionado Instagram y la calle. Y no sólo fue el Saddle, también el Cadillac o infinidad más de piezas y campañas que se han convertido en inolvidables y han quedado en la retina de muchos amantes de la moda. Ejemplo claro de ello son las campañas protagonizadas por Giselle Bündchen y disparadas por Nick Knight.

Lo que había sido hasta la fecha un camino de éxitos, se empezó a truncar a partir de 2011. Fue ese año cuando el gibraltareño diseño las últimas colecciones para Christian Dior.

Hasta ese momento había sido el más venerado de la moda contemporánea. Pero, a partir de entonces, una industria entera le dio la espalda al ser denunciado por comentarios segregacionistas y antisemitas cuando se encontraba ebrio en un local del barrio Le Marais de París. Este fatídico espectáculo le costó su cese como director creativo de la casa Christian Dior y varios años alejado de los focos. La casa Parisina se desvinculó totalmente del diseñador y condenó su comportamiento.

Todo esto se achacó a su adicción al alcohol y a sustancias estupefacientes. Después de esto, John denunció por despido improcedente ya que negaba esas acusaciones, pero al salir a la luz unas grabaciones ciudadanas que lo delataban, tuvo que pagar una multa y pedir disculpas.

Fue de tal envergadura la polémica que incluso se rompió toda vinculación con su marca homónima, en la que trabajaba simultáneamente, y que también pertenecía al gigante LVMH. En definitiva, aunque suene paradójico, el diseñador fue despedido de la firma a la que daba nombre.

Después de pasar por rehabilitación y de mostrarse profundamente arrepentido, en 2014 volvió al atelier y posteriormente a las pasarelas para catapultar de vuelta al estrellato a la Maison Margiela. En definitiva, la industria que le había dado la espalda, le estaba dando una segunda oportunidad. Y parece que esa oportunidad sí que la ha sabido aprovechar. Maison Margiela, según informaciones que suministra su propio director, ha duplicado ventas y ganancias desde que el gibraltareño está a cargo de su creatividad.

Ahora, alejado de esos tiempos en que las fiestas, las drogas y los escándalos protagonizaban los tabloides de sociedad de medio mundo, el diseñador ha vuelto a triunfar, me atrevería a decir que de forma más silenciosa, pero también más sana.

Su primer desfile al frente de la Maison fue el de Primavera/Verano 2015, en el que sucedía a Martin Margiela. Galliano encajó a la perfección en una casa que no sólo necesitaba un diseñador, sino también un alquimista. Esta primera colección fue extravagante y grotesca a partes iguales, y no decepcionó a los asistentes ni a su fanbase.

Su desfile SS20 en París se hizo viral por la forma de caminar de uno de sus modelos, Leon Dame. Y es en esas pequeñas cosas, donde vemos que la teatralidad y la provocación siguen siendo característica esencial del diseñador.

En 2019, Margiela lo renovaba como director creativo ante el éxito de ventas, y es que parece que el nuevo camino que ha escogido lo va a dejar en primera línea por mucho tiempo.

Su última hazaña en la casa ha sido la presentación de la colección de alta costura Otoño/Invierno 2020. Galliano ya avisaba de que nada se interpondría en el camino del proceso creativo. Y así fue: adaptándose a los tiempos que corren, decidió presentar la colección en forma de un documental de nada menos que 50 minutos. Cada una de las fases de creación de la colección se muestran en el film, y la transparencia se celebra en una casa que siempre se ha caracterizado por su anonimato. Para el proyecto, el diseñador trabajó con Nick Knight, persona de confianza que disparaba muchas de sus campañas para Dior. La historia de la colección es central en este novedoso formato de presentación, pero todo está dominado por un halo de terror. Y es que el thriller es el género favorito del creativo.

La verdad es que me sorprendió escucharlo hablar con Anna Wintour en las VOGUE Global Conversations de cómo se estaba planteando estructurar y construir la presentación de sus shows. No se me ocurre una persona que pueda estar más en contra de abandonar lo romántico del desfile, la performance, el tú a tú, la escenografía, que Galliano. Pero la pandemia es global y nos afecta a todos. Y ya sabemos hay que adaptarse para sobrevivir. O lo que es lo mismo ‘adaptarse o morir’. En tiempos inciertos y sin precedentes cercanos -al menos en tiempos globalizados- habrá que utilizar las nuevas tecnologías para salir airosos y no detenernos.

Puede que su vida caótica, llena de fiestas, alcohol y drogas ya sea parte del pasado. Pero el maestro conserva algo, quizás sea la provocación, la exageración y el hedonismo en sus formas; el misteriola agresividad. Eso sigue ahí y está patente en sus creaciones, en la puesta en escena de sus shows. No hace falta más que ver algunos de sus últimos desfiles en Maison Margiela. Hay algo que todavía está ahí y que no parece que vaya a irse jamás. La provocación y la exuberancia es algo inherente a Galliano. Eso ya es parte de la historia, y lo será de la eternidad.