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Ciencia y marketing: los secretos del ‘Air’

Publicado por el 10/01/2020 en ArtículosSneakers

 

Air Max 1, 95, VaporMax, 270 o 720 son algunos de los modelos de Nike que contienen el famoso ‘Air’, la revolucionaria técnica que desarrolló la empresa americana en los 80. Pero esta característica, más allá de ser algo estético, cambia completamente el concepto de zapatilla.

El primer modelo de la firma que contó con este tipo de amortiguación fue la Air Tailwind 78, cuya cámara de aire no se aprecia a simple vista ya que se encuentra en el interior de la ​midsole​. Como muchos nos regimos con el dicho de “si no lo veo, no lo creo”, el equipo de investigación de Nike se enfrascó en la creación de numerosos prototipos para diseñar un compartimento visible. No fue hasta 1987 cuando lo consiguieron, con el debut de la icónica Air Max 1.

 

 

La apuesta por el ‘Air’ supuso una impecable estrategia comercial de la marca a nivel técnico y de marketing. Respecto a la fabricación, la empresa de Beaverton redujo el uso de compuestos de origen plástico, como son los empleados en el interior de las suelas, ya que ahora contenían aire.

A su vez el uso del aire tiene ciertas ventajas. Para ello es fundamental entender el comportamiento de los materiales. Poniéndonos técnicos, todos los compuestos aguantan una carga determinada antes de perder sus propiedades. Esto se conoce como deformación elástica. Para visualizarlo fácilmente podríamos poner el ejemplo de una goma de pelo que vuelve a su forma original después de usarla. Extrapolado al calzado podríamos decir que la espuma de una zapatilla aguanta sin deteriorarse un número concreto de pisadas.

 

 

A partir de ahí entra en juego la deformación plástica. Esta implica que el material no recupera al 100% su forma original y, por lo tanto, pierde propiedades. Conforme usemos unas zapatillas que hayan alcanzado este límite, la suela comenzará a deformarse de forma permanente. Igual que la típica goma de pelo vieja que ya apenas sujeta. Las espumas empleadas en el calzado destacan por su absorción del impacto y comodidad, pero carecen de una larga vida debido a este problema.

Gracias a la reducción de polímeros y la implementación de las cámaras, Nike evita en cierta medida esta deformación mencionada. El aire a presión no sufre ese deterioro ya que no es un material sólido que se pueda desgastar, sino gas atrapado dentro de burbujas de plástico cada vez más grandes.

 

 

En términos de llegar al consumidor, el mensaje de caminar sobre el aire es enormemente atractivo. ¿Quién podía hacer esto hasta el lanzamiento de las Air Max 1? Desde entonces, son innumerables los modelos que incluyen esta innovación y las campañas de publicidad que han calado en el consumidor. Destaca el anuncio ‘The Secrets Behind Nike Air’, en el que multitud de deportistas de élite entrenan con unas máscaras que recogen su respiración (técnicamente su dióxido de carbono) y lo guardan en bolsas herméticas para, posteriormente, rellenar las suelas. Maria Sharapova, John McEnroe y Brandon Roy son
algunos de los embajadores de la marca cuya actividad física es controlada en este anuncio de 2010.

Durante años ha existido el debate sobre qué es lo mejor para el pie; desde grandes suelas que amortigüen la pisada, a otras más finas y livianas para acostumbrar al cuerpo a caminar de forma más natural. Sea como fuere, la empresa americana estaba ofreciendo al mercado algo hasta entonces inimaginable.

Hoy en día ya tenemos esto más que asumido, pero en 1987, con el contexto de la época, supuso una enorme revolución. Desde entonces, esta tecnología ha sido el mayor distintivo de Nike y, como dice su eslogan –Just Do It–, han conseguido convertir en terrenal algo hasta entonces impropio de este planeta.

 

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