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La burbuja de las sneakers: los tulipanes del siglo XXI

Publicado por el 20/05/2020 en Artículos

Hace tiempo que las zapatillas dejaron de ser únicamente objeto de deseo para una minoría obsesa con lo que se ponía en los pies (sneakerheads). Ahora, las zapatillas están de moda y se han convertido en una muestra de estatus. Consecuentemente, también son un negocio muy rentable para algunos.

Mientras la demanda continúa creciendo, parece que la oferta disminuye. Pese a que puedas encontrar lanzamientos todas las semanas, cada modelo es más limitado que el anterior y da la sensación de que las colaboraciones se han convertido en norma obligatoria. Además, pese al éxito que tienen las sneakers actualmente, las marcas no parecen dispuestas a subir los precios. Estos factores crean un círculo vicioso que genera aún más demanda y eleva los precios de reventa.

Evidentemente, existen excepciones ante este fenómeno como zapatillas atemporales y algunas otra que no consiguen captar la atención. Sin embargo, la tendencia hacia la exclusividad y la reventa es indudable. Basta con darse un paseo por StockX.

En cualquier caso, no está de más cuestionarse si esta burbuja será eterna o, como muchas otras, acabará estallando. La rentabilidad que ofrece la reventa ha atraído a numerosas personas a este mundo, atraídos más por la especulación que por las zapatillas en sí.

El lanzamiento destacado más reciente, las Nike Dunk Low de Ben&Jerry’s, ha sido de los pares más notables de los últimos tiempos en cuanto a su valor de reventa, alrededor de los 1500€, frente al precio de lanzamiento (100€). Algo inconcebible para cualquiera que esté alejado de las sneaker culture y difícilmente explicable para los que están dentro.

El fenómeno de la reventa tiene sin duda similitudes con eventos especulativos que acabaron en desastre, como la tulipomanía. Entre 1636 y 1637, los bulbos de tulipanes en Holanda llegaron a sufrir hasta un incremento de su precio del 6000%. En un mercado que parecía nunca iba a bajar, la gente pagaba y se endeudaba cada vez más con el pensamiento de obtener mayores beneficios, hasta que un día la gente dejó de comprar. Ahora Holanda está repleta de campos de tulipanes.

Probablemente la situación no sea tan drástica con las zapatillas, pero quién sabe si en algún momento la gente deje de comprar a precios tan altos. Al fin y al cabo, el valor es subjetivo y de la misma forma que crece, también baja. Al igual que actualmente se puede justificar su compra como obras de arte, mañana quizá solo sean algo que ponerse en los pies. Quién sabe si en un futuro veremos campos llenos de zapatillas.

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