La narco cultura, sobre todo la mexicana, va más allá de series de TV y estereotipos dorados. Por ejemplo, allí en México (en el Panteón Jardines del Humaya), siguiendo esta misma estela estética tan tópica, existe un cementerio donde se alzan exclusivamente los lujosos mausoleos de los narcos. Aquellos que yacen dentro de auténticas lápidas-chalet. Incluyendo en su interior (y exterior) todo tipo de lujos: desde aire acondicionado y cristales blindados hasta sistemas de seguridad o iluminación exterior.
Y aunque parezca reciente, esta ostentosa tendencia inició su recorrido en los 80, cuando los propios narcotraficantes empezaron a enterrarse de la forma más opulenta. Mientras sus familiares iniciaban una competición por demostrar en las tumbas de sus queridos señores de la droga la máxima grandiosidad posible. Siempre posicionándose por encima de los limítrofes. Y creando toda una industria alrededor de la muerte, que abarca actualmente desde arquitectos a organizadores de eventos.