Valeria Iglesias

Top 10 del 2019 para Valeria Iglesias:

 

1. Salir de fiesta.

En general salgo bastante de fiesta, y es algo que me flipa, porque de una manera u otra, creo existe una red increíble de propuestas interesantes en Madrid. Da igual la música que busques, si quieres, cada noche puedes dar soporte a colectivos nuevos que replantean las dinámicas comerciales: Chica Gang, Ears On Earth, Possible Others, Symposium… Encima, somos todas colegas. ¿Una pega? Las trabas que se ponen en España a cualquier fiesta no comercial o que no gire en torno al alcohol y al ligoteo hetero. Estamos trabajando en elloooo.

 

2. Mauro.

La relación con mi hermano pequeño supone un plano fundamental de mi persona, pero este último curso hubo un giro de tornas obvio donde el adulto ¡ya es oficialmente él! Tiene una paciencia infinita y se ha convertido en guía espiritual de mucha gente; cada vez que reflexiona en voz alta me quedo flipando. Tiene un gusto exquisito y terrenal; sabe mirar lo que sucede con ternura. Es el hombre al que más respeto y admiro… y un guionista potencial.

 

3. Bosque de Villa Ada.

Durante unas vacaciones surrealistas en octubre por Roma con nuestros padres, paseando por Via Salaria, Mauro y yo llegamos un jardín destartalado, con verjas y los bancos de metal arrancados de su base. Nos habían recomendado ese parque y no sabíamos por qué. Lo heavy de todo esto aparece cuando cruzas una pasarela de madera a la derecha: entras en una atmósfera opuesta, un auténtico bosque, con la luz filtrada entre las copas de los árboles y una sensación de animales invisibles a tu alrededor. También hay un búnquer, creo que de la II Guerra Mundial. ¿Una de las mejores experiencias del año? Fumarnos un porro escuchando música con el móvil.

 

4. Acabar la carrera.

No sabía hasta qué punto me lastraba alargar la carrera hasta que por fin entregué lo último. Cuando dejó de ser una obligación, todo lo que me daba pereza hacer estos años empezó a conectarse y tener utilidad. Estoy en un momento súper expansivo, de prueba y error. Tengo mucha suerte de rodearme de gente creativa con la que desarrollar proyectos comunes. En el collage, @malasuertetattoo, mi hermano mayor en muchos, muchos planos.

 

5. Agosto en Galicia.

Éste fue el primer verano en mucho tiempo que no tenía pendiente nada de la universidad, how does it feel??? Saturada de Madrid, Galicia me acogió con los brazos abiertos y me obligó a bajar marchas. Ya he hablado de esto, pero un mes de playa en playa y con tiempo, especialmente para estar con mis abuelos, dota de mucha perspectiva. Con los años, agradezco cada vez más la herencia cultural y el contacto con la naturaleza que me aporta nacer en Ourense.

 

6. Londres con Patricia.

En septiembre viví una de las semanas más productivas y reveladoras en la casa de Patricia Olmo, una de mis mejores amigas y quien me inició en la fotografía analógica. Tiene un don para crear intimidad, especialmente con desconocidas. En esta foto se nota mucho su influencia; en una exposición de la mujer de la izquierda, enfermera, en una capilla de Peckham. Me acuerdo de la luz entrando por las vidrieras, experiencia religiosa.

El domingo antes de irme, mi colega Jesús, del que soy fan fatal, me llevó a la última fiesta que hacía el colectivo HTBX en una warehouse en Tottenham que iban a demoler la semana siguiente: una de los mejores planes de mi vida, un 10 en energía, música y conexiones. Esa vibración estaba en el aire y me permitió conocer de camino a casa, cuando el metro nos dejó tirados, a un artista loquísimo que se llamaba Marcello. Gracias por cuidarme y por el Uber, amigo.

 

7. Un libro: The Art Of Managing Anger.

Esa semana, en Waterstones, acabé con ‘Mindfulness & the Art of Managing Anger’, de Mike Fisher en mis manos. Estaba en un momento de cambios trascendentales en mi vida y me dio claves para (empezar a) descifrar cómo es mi carácter a la hora de discutir; también analizar lo vivido, enfocar el futuro y sus infinitas oportunidades. Es fundamental ver con perspectiva las cosas mientras suceden y así relativizar su importancia. Siento que poco a poco soy más honesta con mis motivaciones y, desde hace unos meses, veo aciertos en casi todo lo que sucede. ¿Es el enfoque? Estamos felices.

 

8. Cuajimalpa.

Uno de los primeros días de las vacaciones en abril lo pasamos en una loma al lado de DF; creo que el bosque se llama Desierto de los Leones. Subir hasta allí ya es una experiencia surrealista, porque tienes que bordear el distrito económico de Santa Fe… Me acuerdo del eco de nuestras voces y de tumbarme en la hierba que me protegía como una manta, también de una torre con hardtek sonando a toda hostia cuando volvimos al pueblo. Felicidad plena: un litro de chelada con ácido de fresa y gominolas de chile.

 

9. Berlín en noviembre.

Semana perfecta. Me sirvió para cerrar una etapa, agradecerla y plantearme nuevas metas a largo plazo. Berlín es una ciudad que ha sanado y aliado a personas muy importantes para mí, y a mí también me ha señalado aquello que necesito mejorar. El sábado por la tarde, con Gabri en Staub, conecté con mi yo de 19 años, con la niña ravera al ver a un elfito jugando con brazaletes psicodélicos de metal. Si alguien sabe dónde localizarlos, que se manifieste. ¿Mi recomendación? @sexlieselectrotapes, un colectivo de electro house fresquísimo que monta su primera fiesta el 28 de febrero.

 

10. Mis amigas.

Justo mientras escribo esto estoy llorando de emoción porque mi amigo Manuel vuelve a Madrid y encima, a vivir conmigo. Nuestro grupo de Whats ahora mismo está hipersensible. 2019 ha sido un año brutal, intensísimo, con giros de 180º grados y adrenalina concentrada en muy poco tiempo. Veo a mis amigos y amigas, el grupo amplio que formamos, como una red de cuidados 24/7, por turnos, pero de forma en la que todo el mundo está cubierto. Algo que me encanta es cómo nos apoyamos, avisando unas a otras de que estén pendientes de tal persona o que no saquen según qué tema o si es necesario hacer una intervención de urgencia. Nos veo más maduras, abiertas a los desconocidos como potenciales amigos. Soy muy afortunada.