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De Crema a C. Tangana, de raper a rey del pop

Publicado por el 05/10/2017 en Artículos
«Hace solo un año no tenía carné, escribiendo desde el curro cómo lo iba a hacer (…)
Enseñando a todo el juego a cómo negociar.
Mi palabra es ley, Crema joven rey.
Soy el hombre del año, sé que todos los veis.»
C. Tangana, ‘Tiempo’

Pocas explosiones se recuerdan en el mundo de la música comparable a la de C. Tangana. Posiblemente ninguna. Y es que la sobredimensión del artista antiguamente conocido como Crema (y que parece que ha superado viejos complejos como demuestran sus barras en ‘Tiempo’, o  quizás es que simplemente el manido debate de comentario de YouTube ya ha pasado) no es la suya propia: es la del paradigma de la música urbana.

En España, país de sangre latina, lengua española y aspiraciones europeas faltaba que este género experimentase lo que sucede en toda Latinoamérica y Estados Unidos. La música urbana es rey. Aquí, con una industria musical más centrada en productos endebles, radiofórmulas y pop con trazas de indie (o viceversa), no teníamos nuestro Bad Bunny, nuestra Cardi B, nuestro J Balvin. Precisamente el colombiano fue el que adelantó el camino, todas las veces que ha lanzado alabanzas públicas al madrileño.

Y C. Tangana llegó. O la industria quiso que llegase, ya que ni siquiera los A&R de nuestro país pueden pasar por alto el huracán que se está formando. Pero independientemente del C. Tangana que ya conoce hasta tu madre, antes hubo otro C. Tangana, un Crema, un Pucho, un Antón. Y ése es el punto diferencial. El artista pop (él afirma que hace este género como una forma de definir sus inquietudes transversales y no encasillarse) no es una nueva estrella que ha surgido de la nada -aunque para muchos así lo parezca-, su trayectoria es sólida y constante en el tiempo.

Tan solo hace falta bucear en su Instagram para ser consciente de la evolución. En 2015, C. Tangana podría ser calificado como rapero. No por casualidad 10/15′, el EP con el que volvió del ostracismo tras ‘LOVE’S‘, es un trabajo 100 % rap e inspirado (más allá de los remakes de los temas) en la figura de Drake como súper estrella pop que hace rap. Seguramente del canadiense aprendió algunos trucos. Como, por ejemplo, cómo ser un artista con cierto street cred pero enfoque al mainstream, capaz de colaborar con gangsters y con divas del R&B y, a la vez, seguir sonando calle cuando quiere, y comercial cuando es necesario.

 

 

Así que, ¿qué ha pasado en el último año para que C. Tangana se haya convertido, él también, en una súper estrella?

En algún punto del relato, las ganas de C. Tangana de vivir de verdad de la música se juntaron con la intuición, o la seguridad, de Sony de que los chavales -y no tan chavales- que lo petaban en Instagram y YouTube iban a ser el presente, no ya el futuro, y que había que apostar por ellos. Y C. Tangana fue la mejor opción. Y con el olfato de este músico licenciado en filosofía y un apoyo real de la industria (lo que nunca se ha dado en España, siendo siempre lo urbano campo del do it yourself y, como mucho, regalos desde las marcas), C. Tangana ha hecho historia.

Esto no es nuevo. Su Alligators’ de 2014 es una buena muestra. C. Tangana ha sido el primer rapero en hacer buen branded content en nuestro país. Y, curiosamente, sin ser branded content ni estar propiciado por Lacoste (al contrario de lo que muchos piensan), pero sí es un tema en el que vuelca su amor por la marca, con referencias reales a Francia y Biggie. En su momento hubo casi más críticas que alabanzas, normal entendiendo el contexto, pero la semilla estaba ahí.

Y que nadie se extrañe. C. Tangana es un artista hiperproductivo. Y lo es ahora más que nunca. Nunca había lanzado tantos singles, nunca había producido tantos trabajos de larga duración. Su producción musical en los últimos dos años supera ampliamente, en volumen, lo hecho desde 2008. C. Tangana será un producto, pero lo está acompañado con trabajo duro y de calidad. Aunque, parte de su oferta -la más pop-, no enganche con el público del día uno, el resultado final es excelente. Tanto las sinergias con Alizzz, capaz de interpretar sus deseos a la perfección, como el tándem que forma con su familia de AGZ y sus amigos de BBM, dan como resultado la mejor versión de C. Tangana que hayamos visto nunca. Quizás ese sea parte del éxito. C. Tangana, que siempre se ha mostrado como una figura ausente, puede jugar a ser estrella del pop porque sabe que tiene a su familia con él, que le acompaña y a los que acompaña, con los que siempre podrá volver a hacer un determinado estilo de música. Sabe que AGZ es para siempre.

Y volvemos a decirlo de nuevo: que nadie se engañe. C. Tangana es ya una estrella del pop. La espectacular campaña de medios exteriores que ha protagonizado en los últimos días no es la muestra, es el reflejo. La muestra está por llegar. Y mientras tanto, Antón modela vestido de Loewe, con una estética Avant-garde que no es la suya, pero la siente como tal.  Tan sólo, quizás, un Yung Beef que es más enfant terrible que producto comestible por las masas hable su mismo idioma.

Y es que mientras que Yung Beef es un artista, C. Tangana es quizás más un producto, pero tiene claro que tiene el plan. Sabe que tiene que hacer del marketing su arma, de los medios de comunicación convencionales su casa, de las redes sociales sus aliados para poder vivir de la música y hacer la música que quiere hacer, ahora y siempre. Es el ejemplo de lo que pasa cuando se junta sensibilidad artística, inteligencia y toda una industria detrás.

¿Qué pasará si pasa la ola, si este estilo no ofrece tantos resultados como se espera? No sabemos si C. Tangana tiene tan claro el plan a largo plazo. Lo que está claro es que la misma persona que trabajaba en un Pans and Company de Gran Vía ha sido capaz de convertirse en una súper estrella latina en suelo español. Por delante queda ver si el madrileño será capaz de dar el salto a Miami, de concretar esa colaboración con J Balvin, de superar los millones de visitas en YouTube como forma de vida. Por el momento, el camino está marcado. Larga vida al rey, Crema joven rey.

Fotografía: Javier Ruiz
Estilismo: Alex Turrion
Postproducción: Pineal Studio
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Pablo Picasso