La historia del Cartier Crash, el incendio del tiempo

A veces ocurre que los mayores descubrimientos surgen de casualidad. Aunque, en esos casos, siempre debe haber alguien para detectarlo. Como decía Picasso: “Si llegan las musas, que te pillen trabajando.”

Parece que Jean-Jacques Cartier, tataranieto del fundador de la Maison Cartier, Louis-Francois Cartier, estaba trabajando el día en el cual, según cuenta la leyenda, llegó a la boutique Cartier de Londres (no se sabe muy bien cómo) un reloj Bagnoire Allongé con la esfera derretida tras haber estado en un incendio causado por un accidente de tráfico.

De ahí surgió la inspiración para el icónico modelo Crash (su nombre, sin duda, ayuda a creer la leyenda de su origen). En 1967, salía por primera vez a la venta este reloj que hoy en día se le ha podido ver a Kanye West o Tyler, The Creator.

Extremadamente limitado pese a alguna que otra reedición, esta pieza ha aumentado su valor en los últimos años debido a una creciente popularidad. Este mes noviembre, la casa de subastas Sotheby’s pondrá a la venta uno que data de 1970. El precio de venta estimado que se espera obtener de la subasta está entre los 200 y 300 mil euros aproximadamente.

Sin duda, un precio elevado, pero puesto en perspectiva en el mercado de los relojes, quizá no sea tan caro si tenemos en cuenta la obra de ingeniería y la obra de arte que se fusionan en este Cartier.

De hecho, es inevitable que, al verlo, nuestra mente no nos lleve a la Persistencia de la Memoria (1931) de Dalí. Ese cuadro surrealista donde el pintor catalán parece que quisiera jugar con el tiempo, sin darle mucha importancia.

Más allá del parecido en la representación de los relojes, resulta irónico que una obra surrealista tenga su mayor aliado en un objeto real. Que relativizar el tiempo tenga un gran parecido con medirlo.

Probablemente, Dalí nunca querría este reloj ni ningún otro. O quizás sí. Tampoco es relevante, él ya no está para pronunciarse. De momento, persiste su obra y, también, el tiempo.