Rappers y chains: una historia de amor

Coches, casas y chains. La triada en la que, habitualmente, se va el primer contrato de los rappers (nota: el rey de dilapidar el primer sueldo profesional siempre será Eto’o, que se gastó sus primeras primas en cinturones). Ya sea por una cuestión méramente estética, por el tan sempiterno espíritu de ostentación ligado a la escena hip-hop, por una decisión financiera (tener tus activos en oro siempre es un gesto cabal) o por pura rutina (si los demás lo hacen, yo también), el caso es que la imagen de los raperos está ligada a la joyería y, más concreto, a las cadenas de oro y otros materiales nobles.

Y es que ya lo dijo Kanye West en ‘Clique’: “I rather buy 80 gold chains and go ignant. I know Spike Lee gon kill me, but let me finish”. Algo tiene el agua cuando la bendicen, y algo tienen las chains cuando tu rapero favorito las luce. Así que hacemos aquí un viaje por el memory lane de para recuperar algunas de las cadenas más locas que hemos conocido a lo largo de todas estas décadas de hip-hop. Desde dobles Jesus Piece hasta auténticas obras de ingeniería ornamentales.

De los OGs de la joyería a los clanes y discográficas

Cuando hablamos de OGs y joyería, solemos pensar en nombres como Slick Rick, por ejemplo, con todos esos kilos de oro colgando de su cuello. Pero si tuviésemos que quedarnos con el nombre de solo un OG sería tarea imposible, pues tendríamos que dar dos: Eric B y Rakim. Y es que el dúo de Long Island fueron los auténticos padres de tantos que vendrían después. No sólo es que Rakim cambiase la forma generalizada de rapear, siendo un adelantado a su tiempo, es que también se anticiparon en cuanto a la elección de sus colgantes. Empezando por la portada del ‘Paid in Full’, pero, sobre todo, con la mítica foto en la que Eric luce un set de chains y Rakim dos cadenones con el símbolo de Mercedes. Una estampa para el recuerdo que establecía el listón: cantidad y apología de una vida de lujo.

Si seguimos con clásicos tendríamos que irnos, casi de forma obligatoria, a Wu-Tang. Es cierto que el Clan destaca prácticamente en todas las ramas del hiphop. Pero con Raekwon llamando ‘Only Built 4 Cuban Linx’ a su obra magna, ya podemos imaginar que tendría sentido hablar de los Staten Island y cadenas. Podríamos elegir ejemplos como Method Man y su logo de W invertido (es decir, una M, su inicial), o la cadena de tarántula de Rae, pero la Medusa Head de Ghostface Killah lo tiene todo: ostentación inconsciente, tamaño exagerado, referencia a una marca de lujo… Puro Tony Starks. Casi tanto como el brazalete con el águila, pero eso es otra historia.

Y si hablamos de clásicos hay que hacerlo de los grandes conglomerados. Las discográficas, en el caso del hip-hop, son mucho más que empresas: son familias. Rap-A-Lot, No Limit… Son innumerables los casos en que los logos de estas compañías trascendieron el marketing. Y si pensamos en sellos Roc-A-Fella cuenta, posiblemente, con uno de los logos más reconocibles e icónicos. Por eso no es de extrañar que podamos tener la imagen mental de Jay-Z con varias chains al cuello con el logo del imperio iniciado por Dame Dash. Pero hay muchos más.

Y es que un chain es un mensaje y un estatus. Absurdamente obvias, fácilmente arrebatables, quien tiene ciertos colgantes, tiene poder. Y las cadenas que Suge Knight regalaba a los artistas y a los empleados de Death Row eran precisamente eso: mensaje y estatus. En la época más loca de la discográfica en la que sucedía absolutamente de todo en sus oficinas (peleas, sexo, drogas…) y allá donde iban sus artistas, tener un chain de Death Row era mucho más que llevar una simple joya. Significaba que trabajabas en el sello más hot del momento y que, definitivamente, estabas “about that life”.

Siguiendo con el universo del gangsta rap, tenemos que mencionar la que sería una de las primeras piezas icónicas del juego. Quavo lo intentaría con una cadena parecida muchos años después, pero este medallón fue el inicio. Hablamos del spinner de G-Unit. Y es que 50 y G-Unit fueron unos genios en lo que se refiere al merchandising relacionado con el rap, con cotas como su contrato con Reebok. Todo el mundo quería vestir G-Unit. Tanto, que la cadena se la robaron a D Tay (miembro de G-Unit) en Chicago para posteriormente ser recuperada por Young Buck. Entre medias pasaron varias cosas -como los ladrones grabándose un vídeo con la cara pixelada-, una supuesta amenaza de 50 Cent para recuperarla -nunca se confirmó que la cadena robada fuese la suya, si no que existían varias unidades- y habladuría en foros.

Si hablamos de G-Unit hay que saltar a Dipset. Y es que los Diplomáticos rivalizaron con la Guerrilla por el reinado de New York. Música a un lado, el chain game de Cam’Ron siempre ha sido excelente. Su cadena más notoria es, sin duda, el globo terráqueo giratorio, que incluía la frase ‘Killa Cam Harlem World’ (en una clara referencia a Scarface) y que años después fue comprada por Lil Yachty. Pero un clásico es un clásico y la cadena con el logo de Dipset es universal.

Los locos 2000

Ya desde los inicios la joyería ligada al hip-hop destacaba por un aspecto: maximalismo. Y con la entrada en los 2000 la tendencia no aminoró, si no todo lo contrario. Fue la época de los JacobAviannes o la entrada en la escena de Ben Baller.

Pharrell Williams, aka Skateboard P, fue (y es) el rey en muchos aspectos. Las joyas es uno de ellos. Diseñadas por el anteriormente mencionado Jacob, durante un tiempo la imagen de Pharrell era indisoluble con los cadenones con eslabones de diamantes de colores gigantes y los logos de BBC, Ice Cream y el medallón con los miembros de NERD al cuello. Una línea estética de la que Nigo también formaba parte.

Si hablamos de diseños estrafalarios, hay que mencionar nombres como el de Gucci Mane, al que podríamos establecer directamente como una propia categoría. El de Atlanta ha tenido, como con tantas otras cosas en su vida, una relación complicada con las joyas. No por casualidad afirmaba, junto a Young Jeezy, que era “so icy”. Pero su peso en este mundo va directamente ligado a lo rico y extenso del imaginario de sus cadenas. Por icónica, si sólo pudiésemos elegir una la decisión obligatoria sería el cono de helado. Pero no podemos olvidarnos del mítico iced Bart Simpson. O de Odie (el perro de Garfield) que lucía casi a tamaño natural (si es que existe un Odie a tamaño natural). O la cadena con el logo de 1017 Brick Squad. Podríamos seguir, GuWop es infinito.

Llegados a este punto íbamos a hablar de una de las cadenas más míticas por meta-referencial. Pero es obligatorio mencionar a los referentes siempre. Y es que la cadena de Eazy-E con su cara es, posiblemente, uno de los primeros actos de lujo auto-irónico en el mundo del rap. Pero Rick Ross logró llevar este movimiento a un siguiente nivel, con una cadena con su mini-yo luciendo a su vez una cadena con su mini-yo. Figuras imposibles.

Lo cual nos lleva a una de nuestras favoritas. Hablamos de la caja de crayones de Sean Kingston. No hay mucho que añadir. Es una caja de 64 ceras de colores (¡extraíbles!). Cuando entramos en el mundo de las cadenas con diseños locos, es fácil pasarse de naif (o simplemente ridículo).

Claro que si hablamos de ridiculeces tenemos muchos ejemplos que mencionar aquí. Por ejemplo, la ‘Big Ass Chain’ de T-Pain (es tan absurda esta cadena que el propio T-Pain se ha arrepentido públicamente de ella). O, por ejemplo, la Kidrobot de Swizz Beat. Aunque ahora nos parece absurdo, hubo un tiempo en que había hype alrededor de Kidrobot. Así que una cadena con el logo tridimensional de la marca de juguetes es un auténtico baller move. O una malísima decisión, visto con el paso de los años. En cualquier caso, sitio merecido en una recopilación de este tipo.

Todo esto fue desencadenando hasta llegar a un punto en que era la ostentación como puro juego onanístico. Como si de un programa de Megaconstrucciones se tratase, gente como Kanye West jugó a lucir piezas que eran más una obra de ingeniería que de joyería. Sólo hace falta ver las imágenes de su cadena de Horus. Es tan impresionante que hasta parece fake (spoiler: no lo es).

Tendencia actual: colores, imaginación y mucha ostentación

Lo cierto es que, tras años de mucha locura y dinero malgastado en cadenas que luego se acabarían fundiendo (literalmente), el estado actual de las chains es más cercano al arte que a la ornamentación. Tanto que los ejemplos son infinitos.

Por ejemplo, si hablamos de imaginario particular, Riff Raff tiene que estar en cualquier lista. Así que en una de las mejores chains, no podía faltar. Y entre toda su colección, nos quedamos con el Cheshire tridimensional de dos caras que Diplo le regaló al lanzar su primer disco por Mad Decent.

Siguiendo esta línea, podríamos hablar de Lil Uzi Vert y su choker de Marilyn ‘Mouse’ Manson. Desde el diseño (utilizando la foto de Marilyn Manson como Micky Mouse), hasta el propio choker, todo lo que tiene que ver con esta cadena es una locura que sólo podría animarse a lucir alguien como Uzi. Materializada por Ben Baller, que también fue el responsable de la cadena basada en la portada del ‘Lil Uzi Vert vs The World’.

Ahora las chains son, especialmente, homenajes y elementos conmemorativos. Aquí podríamos hablar de la cadena de Yams de A$AP Rocky. Producida por Jason of BH, Drake regaló a Rocky esta cadena que reproduce, con una fidelidad absoluta, la imagen mental que todos podríamos tener de Yams. Una pasada que se completa con la caja en la que se entregaron a Rocky, que incluía algunos de los mejores tuits publicados por Yamborghini –RIP to the waviest-. Por cierto, Drake se marcó un momento que no sabemos si definir como icónico o ridículo al hacerse un chain customizado del logo de Stone Island.

 

 

Travis Scott y la cadena de Astroworld, Quavo como Ratatouille, la cadena de Igor de Tyler o la de Flower Boy… Las opciones ahora mismo son casi infinitas. Y así lo demuestran algunas de las más recientes, como la cadena Murakami de Kid Cudi. Es del 2020 pero podría ser perfectamente de los 2000. Y es una pasada, da igual el año en el que estemos. Ben Baller se marcó este diseño de Murakami en una cadena para Kid Cudi. Si el mini Cudder que hizo en 2019, con un G-Shock incluido, no fuese suficiente, el joyero inicia la década con este trabajo. Impresionante.

Podríamos seguir. Y es que nos dejamos miles de ejemplos en el tintero. Desde actuales (como los últimos diseños presentados por J. Balvin) hasta clásicos absolutos (como el medallón de QB de Nas, las dobles Jesus Pieces de Biggie, las chains de Cash Money…), hasta auténticas burradas como el ‘Ice Age’ de Mike Jones o el Iced-Lambo de Soulja Boy. Para cerrar, no podemos dejar de mencionar un chain que jamás existió: el Furby de diamantes de Howard Ratner en Uncut Gems.

 

 

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