
La explosión del coronavirus en Estados Unidos ocurrió mientras estaba en Nuevo México con mi esposo. Fuimos para conocer y aprender sobre el Earthship Biotecture, una comunidad en la la cual todas las casas están hechas de adobe y de cauchos de carros y botellas, generan su energía, agua, etc. Y en general para aprender sobre la naturaleza y modo de vivir de las distintas comunidades que han existido en esa zona por muchos anos. En medio de todo el caos de la situación, decidimos adelantar nuestro viaje para volver a Nueva York.
Img 01: Nuevo México
El año pasado, una amiga me comentó que una tarde cocinando, su pareja le preguntó: “¿María Elena cocina? Yo creo que no, ¿verdad?, ¿En qué tiempo?”. Me reí un poco, pero luego pensé que tenía razón. En algún momento de mi vida cocinaba muchísimo, pero en el último año, en la rutina de Nueva York, poco a poco pasé a no estar casi nunca en casa. Mi tiempo dividido más o menos así: 50% estudio, 10% dando clases, 10% corriendo, 10% en el metro o caminando, 10% casa. A pesar entonces de que la cuarentena en Nueva York no ha sido muy estricta, y en principio podría haber seguido yendo a mi estudio, tomé la oportunidad para estar en casa, cocinar y dormir. Las cosas que nunca hago en Nueva York.
Img 02: Trabajando desde casa
Vivo en Brooklyn en una zona donde hay muchos latinoamericanos. Cerca de mi casa hay un supermercado mexicano, La Villa Produce Deli, que es como un universo paralelo. Cuando voy, le pregunto mucho a los trabajadores por recomendaciones, venden cactus, cacao en grano, tienen música latinoamericana, en fin, es otro mundo. Al principio de la cuarentena fui allí para preparar mi cocina. Las primeras semanas hice muchas tortillas de maíz, sofritos de cactus y plátano. Luego quise ir probando otras cosas, gnocchis veganos de papas dulces y papas moradas, tortilla de patatas veganas con una receta de El Perro Gamberro (uno de mis restaurantes preferidos en Madrid), una torta de vainilla vegana de Minimalist Baker para mi cumpleaños.
Img 03: Comida
Normalmente corro o voy al gimnasio casi todos los días. He corrido muy poco, quizás una vez a la semana. Me genera un poco de ansiedad y culpabilidad, entonces termino no disfrutando. Obviamente no puedo ir al gimnasio. He tratado de hacer ejercicio en casa, pero no logro enfocarme. Y pienso de nuevo: “es el momento de hacer cosas diferentes”.
Soy profesora a medio tiempo en Parsons School of Design. Fue interesante dar clases remotamente. Yo soy hija del Internet, entonces sinceramente sentí más fácil estas interacciones virtuales a las interacciones físicas. Fue más trabajo, pero psicológicamente más fácil para mí. Decidí con mis estudiantes que enfocaríamos el resto del semestre en usar al coronavirus como musa. Cada quien lo interpretó de una manera totalmente diferente. Un estudiante hizo una serie de vestidos súper elegantes con partes de un colchón, otra hizo unos pantalones con bolsillos para todas las pertenencias “esenciales” (incluso papel higiénico), varios diseñaron mundos virtuales.
Mi estudio de trabajo queda bastante cerca de mi casa, como a 15 minutos caminando. En principio podía haber seguido viniendo diario, pero las primeras semanas no fui mucho. Un poco por eso de aprovechar de estar tiempo en casa. Cuando el coronavirus explotó, estaba a la mitad de la producción de una exhibición para la Bienal de Diseño de Londres. Mucho de mi tiempo de la cuarentena ha sido en torno a este proyecto, en el cual exploro la semilla de aguacate como materia prima para una economía de ciencia ficción. Algo así. Es algo que tengo mucho tiempo explorando, primero como fuente de color, y más recientemente como ingrediente para hacer estructuras y membranas.
Img 04: Camino al estudio
Mi plan era tener a finales de marzo 2021 ladrillos de semilla de aguacate y experimentar con varias estructuras para decidir una para la exhibición. Con todo lo que ocurrió, no los voy a tener sino hasta finales de mayo. Como una alternativa a los ladrillos, experimenté haciendo varias estructuras con Lego’s. Una opción más pequeña y fácil y que ha sido agradable. Jugaba mucho con Lego’s de pequeña, ha sido divertido redescubrirlos y creo que es algo que seguiré incluyendo en mi trabajo. También he estado experimentando con unas máscaras para la cara hechas con la semilla de aguacate. No soy una persona de ponerse mascarillas faciales, pero hacerlas yo misma ha sido divertido.
Traté de ashacer algunos ladrillos en mi casa, pero el proceso es totalmente caótico: polvo por tod partes. Decidí entonces que esa era una buena razón para volver al estudio. Si me aplico, puedo hacer alrededor de 100 al día. Como ya tengo la receta y el proceso bien identificado, es un ejercicio repetitivo: lavo las semillas que me da un restaurante cerca de mi estudio, las pulverizo varias veces hasta obtener un polvo fino, hago la arcilla, hago los bloques, boom. Mientras hago esto, he estado escuchando muchísimos podcasts (Radio Ambulante, Hyperallergic, Getty, Dezeen, The Great Women Artists) y viendo muchísimas películas. Termino los días cubierta en polvo de semilla de aguacate y cansada físicamente y mentalmente de toda la información que me estoy metiendo en la cabeza, pero tengo en este momento la mente despejada y quiero aprovechar.
Img 05: El estudio
Mi estudio queda en una zona muy industrial, hay varias fábricas de cemento alrededor. He cambiado mi ruta para pasar por la mayor parte de fábricas, hace la ruta un poco más larga, pero así evito la gente y me he arrepentido de no haberlo hecho antes, porque visualmente me gustan mucho esos espacios. Normalmente nunca escucho música en la calle, pero ya que voy con la cara tapada, me gusta el ejercicio de ir con las orejas tapadas también. Este episodio del coronavirus me ha recordado muchísimo a mi adolescencia y juventud en Venezuela, entonces he estado escuchando la música que escuchaba en esos momentos de querer descargar y evadir: Placebo; Nine Inch Nails; Joy Division; Captan, Obvio. Una nueva adición ha sido Molchat Doma, una banda de Bielorrusia que descubrí de una manera muy absurda: un pseudo-meme de Teletubbies en Facebook. Estoy obsesionada.
Normalmente paso mucho tiempo en solitud en mi estudio, mi vida pre-corona no era demasiado diferente, pero he tratado de reconsiderar muchas cosas: qué quiero en mi vida y qué no y ajustar mis acciones acordemente. Creo que las consecuencias de este evento las veremos por muchos años. Este tiempo no me ha dado las respuestas por completo, pero si muchas pistas de un rompecabezas que ahora tengo que armar, va sobre ideas de independencia.