Our perception is never absolute, but relative.
Este jueves pasado nos trasladamos hasta Sónar+D para sumergirnos en The Black Box by Absolut, la propuesta artística de Absolut para este festival/congreso. Justo en el segundo nivel del MarketLab de esta nueva edición barcelonesa ya referencia en música, pero también en tecnología y creatividad.
Allí, para inaugurar el espacio, se encontraba Matt Clark, Director Creativo y cofundador del colectivo United Visual Artists. Y líder del nutrido grupo de estudiantes que, dentro del programa Information Experience Design de la Royal College of Art, han participado para hacer realidad este proyecto. Conceptualizado como una enorme caja negra atiborrada de tecnología punta. «…una experiencia que hiciera al visitante preguntarse qué está viendo» según las palabras del propio Matt. Capaz de jugar con nuestros sentidos a través de frecuencias sonoras, visuales, vibraciones e ilusiones térmicas.
La experiencia en sí gira en torno a una metafórica caja negra y su contenido opaco y misterioso. Que podría ser tanto un smartphone como nuestro propio cerebro. Mientras nos hace reflexionar sobre cómo la misma tecnología nos muestra una realidad ocultando lo que hay detrás, actuando así como una caja negra.
Bajo estas premisas, y después de escuchar a Matt, nos adentramos en las dos instalaciones que forman The Black Box by Absolut. Primero en la llamada Absolute Relative (por Maria Euler, Luka Kille, Ava Watson y Ker Siang Yeo), como un juego para nuestra propia consciencia, engañándonos a través de ‘La ilusión de la parrilla térmica’. Exponiéndonos a la vez tanto a temperaturas frías como calientes. Un entretenimiento para nuestros sentidos dejando caer nuestras manos sobre una escultura sobre la que se proyectaban imágenes termales. Y dejándonos aturdidos mediante una extraña sensación de subjetividad.
Después, Frequency (creada por Robert Thorpe y Jennifer Haugan) completó esta propuesta de Absolut con vibraciones e intensos destellos de luz acompañándonos por el camino. Que iba iluminándose con nuestros pasos gracias a los LEDs que forman el suelo. Mientras sonidos y paredes de luz respondían también a nuestros movimientos. Mezclando colores con la interacción de varias personas a modo de experiencia multisensorial.
Finalmente, luego de esta doble multiplicación de nuestros sentidos, estuvimos charlando con los alumnos que han hecho posible esta «caja negra». Con alrededor de un mes trabajando continuamente para hacer factible este interesante proyecto artístico. Protagonista de Sónar+D y accesible a todos los asistentes del festival que quisieron finiquitar o empezar su andadura de una forma subjetivamente diferente.