La vida y obra de Virgil Abloh: streetwear y lujo absoluto

Un profesor de arquitectura le dijo que no tenía “el pedigrí, las ideas o el conjunto de habilidades para trabajar en ningún tipo de contexto importante”. Por eso, declara que “cada contexto no es perfecto para mí”. Quizás ese es el impulso que lo ha llevado a postularse como uno de las figuras más importantes de la industria de la moda contemporánea. Hablamos del estadounidense Virgil Abloh, considerado en 2018 como una de las cien personas más influyentes del mundo según la revista Times. Diseñador, director creativo, DJ y productor.

Nacido en Illinois, hijo de una pareja de ghaneses, Abloh cursó estudios de Ingeniería Civil y Arquitectura en el Instituto de Tecnología de Illinois. Pero su andadura iba a ir por otros caminos. Puede que parte de culpa la tuviera su madre, costurera de profesión. Aunque él habla de su adolescencia como el momento de búsqueda de expresión, y de la calle, como su primera escuela. La música también marcó esa época, y es que Abloh empezó a pinchar en locales los fines de semana para ganar dinero. Ahora, podemos encontrarlo en la cabina de algunos de los mejores clubs del mundo.

Al salir de la universidad Abloh se reunió con el manager del rapero y diseñador Kanye West, que lo contrató de inmediato. Posteriormente, ya siendo amigo de West, ambos se embarcaron en una aventura que cambiaría el rumbo de su vida. En 2009 entró por todo lo alto en la industria de la moda con unas prácticas en Fendi.

Fue también con el rapero con quien pisó por primera vez la capital de la moda por antonomasia, París. Cuenta entusiasmado a Naomi Campbell en una entrevista para British Vogue que su amigo le decía: “aquí es donde están los diseñadores, aquí es donde se crean las ideas”. ¿Quién le iba a decir que más tarde ocuparía uno de los cargos más importantes de la industria justo en esa ciudad?

Curioso es que su primera empresa, llamada Pyrex Vision 23, se dedicara a comprar saldos de ropa de Ralph Lauren a 40$ y a imprimir diseños sobre las mismas. Camisetas que posteriormente vendía a precios estratosféricos. La compañía cerró poco después porque la planteó como un simple experimento artístico, pero esta curiosidad cobra sentido cuando nos fijamos en su posterior trayectoria.

 

 

En 2013 funda su primera casa de moda, Off-White. Una verdadera revolución que aúna en sus prendas el lujo y el streetwear, cosa que probablemente ahora ya no nos sorprenda, pero que pudo resultar revolucionario para los más puristas cuando se presentara por primera vez en la Semana de la Moda de París. Aunque también hay teorías que describen cómo desde tiempos inmemorables las clases altas han utilizado símbolos de la calle para apropiárselos, mejor dejar eso aparte. Abloh describió su casa a la prensa como “el área gris entre el negro y el blanco como el color Off-White”. Los nombres entre comillas impresos sobre las prendas se convirtieron en su elemento más característico y distintivo.

Han sido múltiples las colaboraciones de la firma con otras marcas comerciales: NikeConverseIkea, y un largo etcétera. Su característica tipografía y símbolos impresos en zapatillas o bolsas de la compra no están muy alejados de lo que hacía el recién graduado con las camisetas Ralph Lauren. Al fin y al cabo, no deja de ser su seña de identidad. Con sólo imprimir sus palabras entrecomilladas en unas zapatillas, su valor se dispara.

 

 

Puede que sus referencias sorprendieran a más de uno. En un reportaje para The New York Times, señala una fotografía que forma parte de uno de sus moodboards. Nada más y nada menos que Lady Di en su boda con el Príncipe Carlos. “Quiero hacer una versión moderna de su vestido”.

Su imaginario va más allá de simples camisetas estampadas. Según él, lo que sucede en Off-White es que “La Alta Costura se encuentra con la calle”. En sus desfiles encontrarás hasta trajes de novia -vestidos por algunas de las modelos más cotizadas de las pasarelas y de Instagram-, pero ese toque street nunca desaparece. No se puede obviar que es fiel a sus referencias.

Aunque el éxito con Off-White ya fuera extraordinario, puede que el máximo reconocimiento llegara cuando en 2018 Kim Jones abandonara la sección masculina de Louis Vuitton y la casa decidiera nombrarlo sucesor, convirtiéndose así en director creativo de una de las firmas más importantes de la industria. Un verdadero sueño para él, y supongo que para cualquier diseñador que se precie.

Todos recordaréis ese primer show firmado por Virgil Abloh. Esa colección fue el pistoletazo de salida para una nueva era en la casa francesa, una nueva era en la que el lujo más clásico y absoluto se encuentra con lo urbano. Su andadura en Vuitton empezó con una promesa: hacer “una versión lujosa de lo que la gente viste”. Y así fue: los jardines del Palais Royal acogían una pasarela de 200 metros de arcoíris. Sobre ella, modelos de múltiples etnias desfilaban. Y el front row era otro espectáculo en sí mismo: archifamosos como RihannaKim Kardashian o Kanye West. También, multitud de estudiantes de moda acudieron al desfile, que vestían camisetas con los tonos del arco iris. En definitiva, todo un espectáculo de color que connotaba celebración, diversidad, comunidad.

El desfile empezó con tonos blancos que introdujeron una explosión de color. Prendas clásicas y lujosas que, como era de esperar y como Abloh nos adelantaba, tenían un toque street. De todos modos, el diseñador supo dejar de lado alguno de sus sellos gráficos característicos para mantener la elegancia. Supo estar a la altura. Fue emocionante ver la escena final del desfile, en la que Abloh hace su aparición. Mientras el público se ponía en pie a aplaudir, él abrazaba a su amigo y compañero Kanye West entre sollozos, en lo que parecía un “¡Lo hemos conseguido!”.

Ya van cinco desfiles al frente de la firma, el último (SS21), en plena pandemia global, tuvo lugar en Shanghái hace poco más de un mes. En este caso, la polémica estuvo servida cuando Walter Van Beirendonck le acusó de plagio. Acusaciones de las que el diseñador intentó salir airoso aludiendo a que no era más que “un intento lleno de odio de desacreditar mi trabajo”. En una industria ahora llena de Diet Prada’s mirando con lupa todo lo que hacen los creativos, se han de andar con mucho cuidado.

En definitiva, más que diseñador, Abloh es director creativo, estilista, DJ y, sobre todo, influencer total (como lo han definido algunos). Y es que ya no sólo los millenials y la Generación Z darían un brazo por una de sus prendas, la cosa ahora va más allá, sobre todo desde que irrumpiera en la casa francesa.

No se puede obviar que sabe mantenerse en el candelero y la cosa parece imparable, algo estará haciendo bien. Abloh ha conseguido llevar el streetwear a las pasarelas más importantes del mundo de una forma orgánica, natural y respetando las “reglas no escritas” en un mundo con tantas barreras de entrada. ¿Quién se atreve ahora a prever que nos deparará el futuro de la moda?

1980 – 2021
DEP