Yako Muñoz: la leyenda que no quiere ser leyenda

Igual que hay palabras para las que nos cuesta encontrar una traducción literal de un idioma a otro, hay personajes que son inenarrables, irrepetibles e indescriptibles. Ese es el caso de Yako Muñoz. Quizás, la mejor representación de lo que sería un player (y es que no por casualidad se autodenomina pboy). Carismático, inteligente y buscavidas, su producción errática pero hiperproductiva esconde capas y capas de historias, referencias, namedroppings y, en definitiva, enseñanzas de un pillo de Madrid que hace lo que tiene que hacer para buscarse la vida (y que, entre medias, te cuenta la movie cuando se pone delante de un micro).

Intentar conocer al Yako Muñoz artista requiere tanto de un esfuerzo y disciplina documentales (según la fuente, he llegado a leer que supera los 400 temas…), como de haber vivido en primera persona las últimas dos décadas del rap en Madrid. Por una parte, por la cantidad de producción musical que el de Coslada ha ido lanzando desde principios de los 2000 (no siempre de forma ordenada, sino más bien errática y caótica). Y, por otro lado, porque si la música hoy vive y muere en Internet, Yako ha sido siempre un elemento analógico. Yako forma parte de Madrid, es parte de la banda sonora de la ciudad. Para comprender el impacto de su creación musical hay que haber vivido la capital y sus 21 distritos.

Yako podía ser otro chaval más de la periferia nacido en los eléctricos y sobredimensionados años 80. Aparece como artista en ese Madrid de los 2000 (aunque, como él mismo afirma, comenzó su carrera musical en los 90 bajo el alias Múltiples Corazones) en el que surgen tantas leyendas. Leyendas a las que ha faltado el reconocimiento de la industria aunque no así de los oyentes. Ese Madrid de Gamberros Pro, Carmona y Darmo, Hermanos Herméticos… y también de Uglyworkz. Aunque Yako siempre ha sido su propia escena independiente, es innegable su relación con dicho sello bajo el que se prodigó.

Ya en ese melting pot estilístico que era la capital a principios de siglo, Yako era su propia especie. Un discípulo de 2Pac (y de tantos otros) que combinaba la ambición, con el espíritu callejero y el wisdom. Un cantante, en el sentido artístico del tema, que anda por el beat como se puede andar por Madrid en esos escasos días de entretiempo en los que el calor no te derrite. Un letrista que parece improvisar off the top of the head por la forma, pero el fondo nos permite cavar y cavar. 

Y es que a Yako ni se le estudia ni se le entiende, se le disfruta y, si acaso, se aprende de él. Solo así puedes comprender cómo, por ejemplo, “Ironías” se adelantó tanto en el tiempo siendo casi un descarte de Bump Radio, o cómo puede enfrascar tanto en apenas cinco minutos de canción: tanta originalidad en tanto minimalismo, tanta chulería con tan poco esfuerzo. Quizás es simplemente que, como reza el título de una de sus colaboraciones con Trad Montana, Yako Muñoz es «del espacio».

Afortunadamente, aunque hay referencias perdidas entre la memoria digital y las confirmaciones que nunca fueron (“Legisladores” con Chinaka, “Wekognizzze Game” con Lil Bandana…), podemos encontrar entre las diferentes plataformas todo un extenso catálogo lleno de rarezas, mixtapes, bootlegs recopiladas por fans y marcianadas colaborativas varias. Desde los primeros trabajos como “Inversiones” (en el que ya la portada bebía de la tradición americana de mixtapes en una suerte de ejercicio estético al que aquí no estábamos acostumbrados); pasando por trabajos oscura e injustamente olvidados como “C.O.S. Most Tha Mixtape” (2006), junto a Wase, J. Sánchez y a un, por entonces, ascendente Sendy.

Todo un esfuerzo de adelanto temporal (suena como suena la música hoy en día), recogiendo la esencia sur y clubber de la escena americana pero embotellándola en el Madrid de las jams en barrios. Aunque los focos de la revolución musical de esos años se los llevaron otras referencias (también merecidamente), debemos aquí recalcar piezas como este “C.O.S. Most” que supusieron un bofetón de cómo hacer música rap.

Algo muy complejo de entender respecto a Yako es descifrar cómo alguien tan singular es capaz de ser la mejor versión de sí mismo en trabajos colaborativos. La respuesta está en la propia personalidad artística de Yako, capaz de conectar con diferentes estilos, esencias y perspectivas. Además de los ya mencionados, podemos citar su fructífera relación con Sendy, el “The Bombers” (2009) con David Logic o el “MGME’s” (2012) con Rap Gotti. Este último trabajo demuestra el rol de Yako como catalizador de los diferentes avances que se han ido produciendo en lo relativo a sonidos en la escena rap española, suponiendo una de las referencias más interesantes de esos años de transición que llevaron al boom en España del mal llamado trap por parte de algunos medios generalistas. Y es que en una escena repleta de personalidades que lo intentan demasiado, Yako es ese amigo que le sale ser el mejor sin quererlo.

Volviendo atrás en el tiempo, si tuviésemos que quedarnos con alguna referencia de su extensa discografía sería, optando por la solución más salomónica, por rescatar “Bump Radio” (Uglyworkz, 2007) y “Los Señores” (Uglyworkz, 2009) junto a Sendy. El primero fue un puro homenaje, nuevamente, al universo mixtape; con una promoción puramente street album y ofreciendo 33 pistas entre las que encontramos anthems callejeros con skits que conforman una historia global, dando lugar a un trabajo del cual no hemos visto, posiblemente, algo parecido en España desde entonces. “Los Señores”, por su parte, es un álbum mucho más canónico, respondiendo a la fórmula de dúo sólido productor-MC que tan bien personificaron Sendy y Yako a lo largo de ese doble LP. Un disco que, extrañamente, no pudo aprovecharse del ruido positivo que existía acerca de la figura del de Coslada (y que en el momento del lanzamiento languideció comparativamente frente a “Bump Radio”) y en el que, sin embargo, encontramos joyas como “Yo Yo” (quizás el tema en el que Yako mejor se define y explica su esencia y realidad) o “Schhh!”.

Para cerrar esta pieza solo nos queda dar respuesta a dos preguntas correlativas. La primera sería la de desentrañar si Yako ha sido, efectivamente, el rapper más influyente en España. La segunda sería, en caso afirmativo, el porqué la industria musical no ha sido más generosa con su figura. Posiblemente sí que podríamos decir que Yako ha sido el rapero con más impacto, teniendo en cuenta su hiperactiva producción musical, consistencia en cuanto a los años en activo, lo adelantado a su tiempo en cuanto a temáticas y sonidos y la continuidad que su esencia ha experimentado en varias generaciones de artistas. Pero conociendo al Yako que se deja ver en sus temas, entrevistas y apariciones, la única verdad es que Yako es su propia industria musical y su propia escena.

Siempre ha vivido según sus normas y al margen de modas o mandatos. Así que, para que Yako sea Yako tiene que, en parte, estar al margen de los cánones de una industria que no está hecha para él. Y es que como él mismo comenta jocosamente, en el clip de “Tiros”, Yako no es leyenda. En definitiva: Yako Muñoz (y así esperamos haberlo retratado aquí) es un rara avis que si no hubiese nacido habría que inventarlo. O rapear su historia en un tema: el de la leyenda que no quiso ser leyenda.

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