«Nos gustaría dejar claro que, a partir de las primeras recetas, Les Diners de Gala, con sus preceptos y sus ilustraciones, se dedica de forma exclusiva a los placeres del gusto. No busquen fórmulas dietéticas aquí. Tenemos la intención de hacer caso omiso de esos cuadros y tablas en los que la química toma el lugar de la gastronomía. Si usted es un discípulo de uno de esos contadores de calorías, cierre este libro de una vez; es demasiado alegre, demasiado agresivo, y demasiado impertinente para usted.«
Durante los 70, el consagrado Salvador Dalí empezaba a trabajar con la lente de Fresnel para elaborar imágenes estereoscópicas, además de mostrar un gran interés por la holografía. Pero es durante esta década cuando el genio de Figueras, ante su deseo a los 6 años de ser cocinero, creó en 1973 un libro de cocina erótico que mezclaba sus dos grandes pasiones: el arte surrealista y la gastronomía.
Durante esta época, Dalí se dejaba caer por grandes eventos sociales. Sobre todo cenas con la familia Rothschild. Y fue en el famoso restaurante parisino de Maxim’s, cuando durante la cena de gala que reunió a la flor y nata internacional para conmemorar los 2.500 años de Persépolis y el Imperio Persa, el pintor leyó el menú y lo relacionó con el nombre de su esposa Gala. Dando lugar al posterior nombre del recetario: Les diners de Gala.
El libro en sí se divide en 12 capítulos que abarcan todo lo que cabría esperar de él: su propio estilo visual, humor, rebeldía y mucho absurdo. Con guisos que engloban desde platos exóticos, huevos y crustáceos o caracoles con rana; hasta postres, entremeses y afrodisíacos:
- Los pellizcados caprichos principescos (platos exóticos).
- El canibalismo de otoño (huevos y marisco).
- El malestar supremo liliputiense (entrantes).
- Los entrantes sodomizados (carnes).
- Las estadísticas del pulido sputnik de gusanos (caracoles y ranas).
- Los penachos enfriadores (pescados y crustáceos).
- Carne monárquica (caza y aves).
- Los relojes blandos duermen media hora (cerdo).
- Atavismo desoxirribonucleico (vegetales).
- Los «yo como GALA» (afrodisíacos).
- Los píos nonoches (postres y dulces).
- Las delicias de los pequeños mártires (entremeses).
Todos ilustrados a través de 55 coloridas recetas, como el Huevo de los 100 días, el Congrío del Sol Naciente o el cóctel Casanova. Y donde 21 de ellas fueron elaboradas por chefs franceses de restaurantes como Lasserre, La Tour d’Argent, Le Buffet de la Gare de Lyon o el propio Maxim’s.
Aunque parece ser que solo se imprimieron 400 copias, todo su amor e interés por la gastronomía (definió la mandíbula como el órgano más filosófico del hombre) fue representado a través de este compendio culinario. Sumándose así al resto de obras de su dilatada trayectoria artística, con incursiones también en la escultura, la fotografía o el cine.
