«El monumentalismo de lo cotidiano: una sensación de atractivo y confianza en lo pragmático, lo utilitario y lo útil. Cómo se percibe la ropa de día en este mundo nocturno; las siluetas se simplifican y reconocidas como monolitos en la oscuridad. En un mundo en llamas, hay algo muy humano en el simple acto de vestirse».
Matthieu Blazy, director creativo de Bottega Veneta, abre así las notas del desfile en el que presentó la semana pasada la colección para Invierno 2024. Situado en un escenario industrial, sobrio, la importancia de todo el show se centraba en las prendas que desfilaban por la pasarela, construcciones que buscan el esencialismo, la importancia de cada prenda por sí misma. La paleta de colores oscilaba entre tonos neutros y otras propuestas en rojos, amarillos, azules y verdes; lanas y cueros, algodón; plumas y flecos. Diseños fluidos, equilibrados y balanceados, que no pretenden ser más de lo que son.
«Todos vemos las mismas noticias: es difícil estar de celebración en este momento. Aún así, la idea de renacimiento es bonita. Esas son las flores que nacen después de que la tierra se queme – dan esperanza, vuelven más fuerte que nunca. Aquí, la elegancia es resiliencia».
