Este próximo 10 de agosto, Nike celebra el 20º aniversario de las Air Max 95, dos décadas después de su presentación en 1995.
Esta silueta ya clásica de la marca de Oregón supuso todo un hito del diseño cuando se lanzaron a mediados de los 90, con su característico amarillo neón como objetivo de todas las miradas y con la firme misión de recuperar la hegemonía que atesoraba Nike en el running durante los 70 y 80. El basketball continuaba ganando más adeptos, por eso se pensó en un modelo que fuese toda una provocación. Diferente a lo visto hasta la fecha.
De esta forma, Nike encargó esta ardua tarea a Sergio Lozano, la cabeza pensante detrás de este atrevido diseño, que al igual que con el resto de modelos míticos de la serie Air Max, tuvo al principio sus dificultades. Sergio había estado trabajando para la marca con productos de tenis, entrenamiento y ACG, e incluso antes de que le asignasen el diseño de la nueva generación de las Air Max, ya había encontrado la inspiración observando los paisajes, fijándose especialmente en la erosión de la lluvia sobre la tierra y tomando como base las estriaciones de las paredes que forman el Gran Cañón.
Así, estos primeros bocetos guiaron todo el proceso creativo, hasta encontrar una correlación entre el diseño de las zapatillas y la estructura del cuerpo humano, basándose sobre todo en las costillas, vértebras, músculos y piel. Ya había una historia detrás, pero al tratarse de una silueta totalmente nueva a lo hecho hasta la fecha, no fue del agrado de todos, como cabía esperar. Pero sí de su equipo y de algunos grandes deportistas que demostraron su apoyo desde el principio.
Presentar un nuevo modelo sin incluir el swoosh lateral, con la cámara de aire en la parte delantera y la suela de color negro suponía un gran desafío. Al igual que definir la revolucionaria combinación de colores. La gran confianza de Sergio acabo por convencer al equipo de que el gris iba a vender, además de disimular la suciedad que se produce al correr en días lluviosos. Por lo que finalmente se optó por este color rematado con el característico tono amarillo neón, un claro guiño a los modelos running más representativos de Nike.
La zapatilla empezó a fabricarse y pronto se convirtió en la abanderada de los movimientos musicales emergentes de las principales capitales del mundo, formando una perfecta combinación entre diseño y estilo. La apuesta dio sus frutos y Nike recuperó su posición en el mercado, además de seguir siendo una inspiración 20 años después de su lanzamiento.
