Desde que era niña y su madre le regaló la cámara de la Barbie para documentar uno de sus viajes, Amanda Adász, fotógrafa y directora de arte de Sao Paulo, ha escogido la fotografía como terapia para moldear una forma personal con la que hablar al mundo. Un pensamiento biográfico conforma sus instantáneas, que, como paginas de un cuento, nos hablan sobre la generación de hoy, sobre algunos lugares entre Brasil y Europa, y sobre diferentes y genuinas formas de ser mujer.
Amanda Adász se aparta audazmente de lo típico y, con solo 19 años, ya tiene muy claro que la feminidad es algo extremamente puro que coge forma a través de cómo las mujeres se dedican a sus pasiones, se expresan y expresan sus potencialidades y, en fin, aman.
A la hora de plasmar sus premisas estéticas, Amanda convierte la fotografía analógica en una reivindicación de la realidad en su forma más auténtica y original. Experimenta con el retrato y con la fotografía documental y de moda para que no haya artificio, porque lo que no es real, poco importa. Así que allí está la realidad, con sus sombras. Allí están sus amigos y sus emociones. Allí está el amor hacia la calle, el arte y las sub-culturas. Y allí está Amanda con su necesitad de contar historias y de destacarse en un contexto predominantemente masculino sin perder su identidad. Porque, aunque la feminidad se exprese en un abanico infinito de formas, solamente hay una manera de ser mujer: ser tú misma, sin pedir permiso a nadie. Justo como hacen los chicos y como hace Amanda.
Todo eso encontramos en “Subcultural Youth”, su publicación más reciente, que tenemos el placer de presentaros junto a otras imágenes de su anterior proyecto, «Shabba»:
