Mi denominador común: la falta de rutina. Todos los días que voy caminando a la oficina ansío la opción de poder despertarme cada día a una hora distinta, en una ciudad distinta y con happenings totalmente únicos. Hoy, aunque la cama, la casa y casi toda la ropa es la misma; no tengo una rutina. Un día me ducho, otro no. Un día desayuno, otro lo primero que bebo es un vermouth. Tengo la suerte de pasar la ‘staythefuckhome era’ con algunos de los míos y sobre todo, con jardín; rodeado de árboles y estorninos (por si no sabéis lo que son, es el típico pájaro pesado que no te deja dormir la siesta).
En esta falta de rutina, que como prescriben todos los psicólogos y coaches, es la base de la estabilidad emocional estos días; encuentro mi puerta a la libertad. Sigo trabajando y mucho, pero ha cambiado todo.
Música
Aunque los que me conocen saben que escucho de todo y no tengo criterio musical que merezca la pena difundir, estos días he encontrado la paz en Indeep, con su canción que todos conocéis Last Night a DJ saved my life, ellos salvaron la mía.
Reencontrarme con las discografías de todos los grupos del siglo XX, que triunfaron por una canción -una sola canción que los ha hecho eternos- me da paz. Y me recuerda que como Einstein bien decía: solo tiene que salir una vez.
También he encontrado descanso en haber descubierto mi alter ego a través de la música y el uso de los cuellos altos de Lionel Richie. Una pena que lo haya cambiado por las camisas abiertas hasta el quinto botón.
Cine/series
Tampoco soy un gran cinéfilo, aunque me lo habré visto todo: bueno, galardonado, malo o de Nickelodeon. Durante estos días me he dejado el sueldo en plataforma de VOD y mantengo Netflix, HBO, Prime Video, Apple TV… todo. Lo único es que también me he sacado Disney Plus y solo veo cortos de Pixar. Miento, también he empezado a ver por orden cronológico todos las de Marvel… Shame on me.
Piezas que recomendar, se me ocurre Unorthodox; relata la vida Yiddish dentro y fuera de Williamsburg, un universo que no conocía y que lo merece. También la historia de Madam C. J. Walker, la primera mujer afroamericana en convertirse en millonaria; a través de la mini-serie de Self Made. Ambas en Netflix. Y vale, también nos hemos acabado Love is Blind, el peor reality de la televisión occidental. No lo veáis (miento, vedlo).
Miscelánea
Llevo más de 83 días haciendo 45 minutos de Japonés con Duolingo. Tienen la opción gratuita y merece mucho la pena (sobre todo para los primero niveles), y con la opción de pago puedes examinarte y traquear tu evolución. Yo ahora mismo me siendo un local ya (risas).
También me estoy viendo dos IG LIVE, modo junkie. El primero, los cursos y visitas guiadas que presenta Loewe. Desde cursos de Ikebana (el arte del arreglo floral oriental o kadō – ¿veis lo bien que voy con el japonés?) hasta masterclasses de joyería.
Y el segundo del que no puedo despegarme es ‘Bright Minded‘ de Miley Cyrus. Aunque suene raro, la tengo en mi top 100 de genios del siglo, me gusta mucho el planteamiento y como trabaja su identidad en todos los ámbitos. Quiero empezar un podcast… ¿será el momento?
Para darle un toque más profundo a mi no rutina también he devorado ‘El Jardinero de Ochakov‘, una novela cargada de humor, ironía y suspense ambientada en el presente y el futuro de la unión soviética. Me queda poco y no quiero que se acabe, si no lo siguiente es la Gran Enciclopedia Larousse (please, not).
Y basta, no quedo desvelar más que luego no tengo nada que contarle a la gente cuando vuelva a salir a la calle.
