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Antifashion IV: Helmut Lang

Publicado por el 06/03/2020 en Artículos

Helmut Lang nació en Viena en 1956. Antes de que cumpliera un año sus padres se divorciaron, por lo que pasó a vivir con sus abuelos en un pequeño pueblo de los Alpes. En Ramsau am Dachstein es donde tuvo lugar la mayor parte de su infancia, hasta que su padre se casó de nuevo y un joven Helmut volvió a vivir en la capital del país helvético.

Su abuelo –de profesión zapatero– fue su principal contacto con la fabricación de ropa y complementos. Cuando cumplió los 18 se fue de casa y, con tan sólo 23, creó su propio estudio de prendas a medida en Viena sin haber tenido formación específica en diseño. Su gran trabajo autodidacta le llevó a que el Centro Pompidou de París se fijara en su obra. En 1979 tuvo lugar la exposición llamada ‘El Feliz Apocalípsis’, en la que algunas de sus creaciones fueron expuestas. Como era de esperar en un escaparate de tal calibre, su nombre pronto empezó a suscitar curiosidad entre los parisinos.

 

 

Tras este pequeño éxito y la buena marcha de su atelier, estableció la capital francesa como su centro de operaciones. En 1986 creó su marca homónima, para la que llevaba dos años trabajando enfocándose en la ropa de mujer. Este mismo año tuvo lugar su primer show, también en París. Poco después comenzó a diseñar menswear. Lang fue uno de los primeros diseñadores que juntaron en una misma pasarela a hombres y mujeres, fenómeno extraño en la época y que ahora es de lo más habitual.

Al austriaco se le considera uno de los principales exponentes del minimalismo. Tras una época de máxima opulencia en las pasarelas, Helmut Lang dio una vuelta de tuerca a los 90 gracias al uso de líneas afiladas, materiales técnicos y colores planos, siempre presentes en el antifashion. El “menos es más” se convirtió en una realidad. Esta filosofía popularizada por el prestigioso diseñador alemán Dieter Rams abandonó el sector arquitectónico y de producto para recalar en el mundo de la moda.

 

 

El movimiento antifashion en el que Lang se encuadra tiene ciertas particularidades frente a la interpretación del mismo que realizan sus coetáneos, ya que la principal idea tras las prendas del de Viena es que sean vestibles. En contraposición con el enfoque de creativos como Rei Kawakubo, para la que el concepto era lo más importante alrededor de una colección, Lang tiene una visión más pragmática de la su profesión.

Y es que el austriaco vistió de cabeza a los pies a una generación de jóvenes que venían de las raves y del punk dispuestos a insertarse en el mercado laboral. Este nuevo antifashion de oficina” permitía al usuario abandonar la apariencia juvenil sin dejar de ser cool. Con, por ejemplo, correas y arneses propios del bondage, definió una nueva belleza para toda una generación. Empleando unos códigos de diseño que no todo el mundo entendía, consiguió que quien vestía su ropa conectara con un pasado más radical que se olvida entre semana, pero del que no se reniega. Ir “arreglado” era mucho más fácil de la mano de Helmut. 

Al contrario de lo que la definición de la propia palabra puede dar a entender, su estilo minimal es vivo, seductor y para nada aburrido o estéril. Sus prendas destacan por la pureza de los materiales con los que se fabrican. Sea el textil que sea, no suele ir camuflado con tintes o tratamientos post-fabricación. Ya estemos hablando de denim, caucho o satén, el austriaco muestra el material tal y como es. También emplea tejidos técnicos y coquetea sutilmente con la ropa de trabajo a lo largo de sus numerosas colecciones.

 

 

En 1998, en lugar de realizar la –hasta entonces– innegociable presentación sobre una pasarela, dio a conocer su colección otoño/invierno a través de una herramienta que empezaba a cobrar protagonismo en la sociedad de la época: Internet. Su página web se convirtió en una galería de fotos de modelos vistiendo sus nuevas creaciones, democratizando su show y abriendo las puertas a la inclusión de las nuevas tecnologías en una industria tan tradicional como era la de la moda. Lo que entonces supuso un completo shock, ahora se ha convertido en norma.

En 1999 el Grupo Prada adquirió el 51% de la compañía y el trabajo del creador de la marca se limitó al diseño y la comunicación, quedando la producción en manos de los nuevos inversores. En 2004 Prada compró el resto de la empresa y Lang continuó en el rol de director creativo hasta el año siguiente, en el que abandonó definitivamente la compañía.

 

 

Desde entonces sus esfuerzos profesionales se han focalizado en un ámbito más artístico: la escultura. Es curioso lo que sucedió en 2010, cuando un fuego destruyó gran parte de su archivo. Lejos de tirar los restos de prendas calcinadas, los utilizó para crear diversas esculturas que se recogen en una exposición llamada Make It Hard.

Helmut Lang definió los comienzos del minimalismo, otorgándole una apariencia chic a un estilo que puede llegar a resultar impersonal. De alguna manera, su trabajo tan novedoso en la época mostró lo que todo el mundo quería ser pero ni siquiera era consciente de ello. La concepción moderna del lujo cambió gracias a él y su trabajo en los 90 es ya histórico.

 

* Este Capítulo 4 de la serie de artículos Antifashion está inspirado en el documental de 2012 del mismo nombre dirigido por Olivier Nicklaus. Lee aquí el Capítulo 1Capítulo 2, Capítulo 3 y Capítulo 5.

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