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Antifashion II: Rei Kawakubo

Publicado por el 19/02/2020 en Artículos

Seguro que no fue fácil para Rei Kawakubo haberse criado en un país que había sido arrasado por la Segunda Guerra Mundial. Desde que nació, en 1942 en Tokio, vivió en un ambiente de posguerra, marcado por la hambrunas, la precariedad y la recesión. No fue hasta la década de los 60 que el país se estabilizó económicamente. Indudablemente, haber presenciado las crudas consecuencias de la guerra durante su juventud fue algo que marcó a la futura diseñadora.

Estudió Bellas Artes y Literatura en la universidad en la que trabajaba su padre, la Universidad de Keio. Tras graduarse comenzó a trabajar en el departamento de publicidad y comunicación de una empresa textil. Deslumbrando al equipo desde su llegada, pronto le otorgaron libertad creativa y responsabilidad.

A la vanguardia japonesa, formó parte de los llamados “los 3 magníficos” junto a Yohji Yamamoto e Issey Miyake. Casi de la misma generación, han sido tres grandes estandartes del diseño asiático, revolucionaron la concepción de la moda en su país y son considerados importantes exponentes del avant-garde global.

 

 

Kawakubo se quiso alejar desde sus inicios de lo que estaba considerado como “moda tradicional” –caracterizada por siluetas estilizadas, colores vivos y looks opulentos–, al igual que otros diseñadores como Rick Owens hicieron posteriormente. Desde sus comienzos, orientó sus creaciones hacia el antifashion. La tokiota creó en 1969 su marca personal: COMME des GARÇONS.

Con el negro como color principal en sus orígenes, sus prendas destacan por el profundo espíritu reivindicativo y rebelde que emanan. La diseñadora buscaba, ya en los 70, el empoderamiento femenino a través de unas piezas que rehuían de la seducción y aprobación masculina. Con patrones asimétricos, piezas deconstruidas e incluso agujeros y cortes, cuestionó los estándares de belleza de las mujeres gracias a siluetas que no se adaptaban al cuerpo humano y redefinían sus proporciones.

Destaca la colección Destroy, de 1982, en la que, en una época en la que la moda estaba obsesionada con las figuras estilizadas, Kawakubo sorprendió con ropa holgada sobre la que parecía que un ejército de polillas había estado trabajando concienzudamente durante meses. En 1997, la diseñadora recibió grandes críticas por Dress Meets Body, Body Meets Dress, ya que desfiguró la silueta femenina de tal forma que era imposible vestir esa ropa más allá de la pasarela.

 

 

Es complejo analizar globalmente la obra de una diseñadora que lleva desde 1969 sometida a un altísimo nivel de exigencia a la hora de crear sus colecciones. La heterogeneidad de sus prendas es evidente a lo largo de tantos años, pero de todas ellas se puede discernir un mínimo común múltiplo: los cimientos de sus colecciones son siempre el concepto. El mensaje siempre es lo más importante y el resultado visual de este puede adquirir mil formas diferentes.

Reservada e introspectiva, plantea sus colecciones casi desde la filosofía y deja que su ropa hable por ella. Como ha afirmado en numerosas ocasiones: “No necesitas hablar conmigo. Sólo tienes que mirar la ropa. Lo que quiero decir está ahí”. Quizás pueda parecer algo soberbio, pero el enfoque de Kawakubo no tiene nada que ver con la chulería. Haciendo acopio de valores de honradez y serenidad propios de la cultura nipona, dice mucho de ella que prefiera desvincularse del foco mediático para que toda la atención recaiga en sus creaciones físicas, sobre todo si tenemos en cuenta que una diseñadora con semejante trayectoria haría triunfar cualquier cosa que llevase su firma. 

 

 

En contraposición con el contexto de hoy en día, en el que la figura del diseñador multidisciplinar es una realidad muy explotada, Kawakubo se mantiene en las sombras. No es raro encontrar a creativos que se introducen en nuevos ámbitos, convirtiendo en oro todo lo que tocan aprovechando su renombre, pero la visión de la japonesa es diametralmente opuesta.

CDG tiene varias líneas de negocio bajo diferentes etiquetas. A pesar de que comenzó diseñando para mujer, ya en 1978 se expandió con COMME des GARÇONS Homme, y para 1981 ya tenía dos líneas femeninas adicionales: CDG Tricot y CGD Robe De Chambre.

En la actualidad una de las más destacadas es CDG Play, cuyo logo es un pequeño corazón rojo con ojos que ya se ha convertido en emblema de la compañía. En los últimos años, esta submarca ha visto cómo su popularidad ha aumentado rápidamente debido, en parte, a una serie de colaboraciones con Converse que dieron lugar a las famosas –y ya bastante explotadas– ‘Converse del corazón’.

 

 

Es indiscutible que el legado tanto de Rei Kawakubo como de COMME des GARÇONS llega hasta nuestros días. Siempre con ojo certero para elegir a sus protegidos, la japonesa se fijó en Jun Takahashi, fundador de Undercover. Desde sus inicios mentorizó al diseñador, le ayudó a darse a conocer y le animó a participar en diferentes Semanas de la Moda, haciendo su debut en París en 2002.

Del mismo modo sucedió años atrás con Junya Watanabe, que entró en la casa CDG como patronista, pero tras deslumbrar a Kawakubo con su talento y creatividad fue ascendido en numerosas ocasiones hasta permitirle crear su marca homónima en 1992.

Es similar el caso de Chitose Abe. En 1991 comenzó a trabajar en la colección de Watanabe para COMME des GARÇONS. 8 años más tarde, creó sacai, marca con gran historia que recientemente ha arrasado tras lanzar junto a Nike sendos modelos de Waffle y Blazer.

 

 

La fundadora de CDG es también la creadora del concepto Dover Street Market, es decir, un gran espacio con tiendas de alta costura y streetwear de marcas punteras, que también sirve para dar visibilidad a jóvenes promesas en el mundo de la moda.

Es por ello que Adrian Joffe, marido de la japonesa y director ejecutivo de Dover Street Market, puso su atención en un joven Gosha Rubchinskiy, el cual en 2011 tenía numerosos problemas de producción. Joffe ofreció a Gosha producir sus colecciones y encajar la marca en el ecosistema CDG, bajo el que se mantiene hoy en día.

Siempre fiel a su estilo y sus ideas, las excentricidades de los diseños de Rei Kawakubo no entraron en conflicto con las ventas. En la época se cuestionaba si ese tipo de prendas tan disruptivas iban a ser aceptadas por el público, que al fin y al cabo es quien sustenta la marca económicamente. 51 años después, no puede quedar más patente que el enfoque de la japonesa era el correcto. COMME des GARÇONS, de la mano de Kawakubo, no solo se ha convertido en una marca de culto en todo el mundo, sino que también ha sido vivero de nuevos creativos, ideas revolucionarias y un soplo de aire fresco para la moda.

 

* Este Capítulo 2 de la serie de artículos Antifashion está inspirado en el documental de 2012 del mismo nombre dirigido por Olivier Nicklaus. Lee aquí el Capítulo 1,  Capítulo 3, Capítulo 4 y Capítulo 5.

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